Cuando un niño dominicano es bautizado con un nombre, supuestamente en inglés, se trata de un caso especial de magia y exorcismo, mediante el cual sus padres esperan que les salga con visa americana, como solía decir Huchi Lora; o aspiran a que llegue más rápido a las grandes ligas y gane mucho dinero en dólares. No es menos patético y ejemplificador el caso de la jovencita que explicaba que su nombre era Gel, que luego de interrogada respondió que ese nombre era el mismo de su madre, que se llama Socorro: ella se llama Socorro en inglés (en realidad debió llamarse Help).
Pero hasta los ricos de cuna también pueden padecer problemas de identidad. Si son indianos, o sea, españoles nacidos en Las Indias, puede que nunca se les quite ese sentimiento de privación o desventaja relativa, como hubiere dicho Robert Merton. Hasta los ricos y nobles crean mecanismos de igualación y diferenciación, y se discriminan o se prefieren entre sí, dependiendo de si provienen de un marqués o de un simple burgués. Y entre los burgueses, si su fortuna proviene del comercio o de la industria, o como está de moda, del lavado o de negocios no santos. Pero si la fortuna es mucha, hasta la realeza se inclina. La reina de Inglaterra hizo Lord a un pirata despiadado que azotó en toda América y parte de África las poblaciones españolas y portuguesas.
En sociología, también hablamos de “grupo de referencia” positiva o negativa. Siempre los tenemos, esto es, grupos o tipos de personas a los que queremos parecernos o diferenciarnos.
Ervin Goffman estudió “Thespoiledidentity”, la identidad dañada, manchada o desprestigiada, que es un caso patológico de identidad. Lo puede padecer un grupo racial o étnico, o muy a menudo un área residencial (Oscar Newman). Se trata de determinados barrios muy deprimidos, cuyos habitantes exhiben dificultad de identidad territorial. En Santiago de Chile, actualmente, los jóvenes que llenan una solicitud de empleo suelen poner la dirección de un amigo o pariente que viva en una zona con mayor estatus que la suya.
Pero todo el mundo utiliza de alguna forma esos mecanismos de identificación y diferenciación para guiarse socialmente, o, como hubiera escrito José Ingenieros: “para simular en la lucha por la vida”. También, operan como mecanismos de defensa y hasta para aumentar los sentimientos de personalidad y seguridad emocional. Los pobres y los ricos quieren ser mejores social y, a veces, espiritualmente. Los adolescentes son un caso especial de busca de identidad y de diferenciación. El “bullyinges” un mecanismo extremo de diferenciación y búsqueda de la identidad social e individual, mayor aún en jóvenes y niños con problemas de identidad. Los adultos podemos estar en serios problemas cuando maduramos sin haber logrado una identidad saludable y conveniente. Los que encuentran a Jesús en su camino tienen un gran problema resuelto, el principal. Porque ése es el camino correcto del hombre. Lo demás es pura vanidad, como decía Salomón; o simple naufragio, como decía Neruda.