El conflicto infantil entre los dominicanos y los haitianos para el uso compartido de las escasas aguas del río Masacre ha llegado al punto de que uno de los dos contrincantes va tener que tragarse su orgullo y patriotismo y concertar un acuerdo que le permita a los haitianos utilizar mas agua del rio para su improvisado canal que requiere de un dique derivador para elevar el nivel del agua del río para que pueda circular por la cubeta del canal de 2.5 metros cúbicos por segundo.
Según el acuerdo de límites de 1929, el uso de agua de los ríos compartidos es permitido mediante un arbitraje de las partes de manera que los intereses de ambos países no sean vulnerados. Ahí está el caso de la presa de Peligre en el río Artibonito construida en la década del 50 del siglo pasado era la obra hidráulica de más envergadura de la isla cuando todavía los dominicanos solo soñábamos con la presa de Tavera que solo estaba en planos.
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Los haitianos supieron utilizar el agua del embalse de la presa de Peligre hasta el punto actual que ya el embalse está lleno de sedimentos e imposible de rescatarlo. Ya se ha perdido ms del 50% de su capacidad de almacenaje mientras que los dominicanos no han podido sacarle provecho al río mas caudaloso de la isla así como a sus afluentes por la vigilancia de los haitianos para que los dominicanos no violen ni aprovechen esas aguas del Artibonito que los perjudique a ellos en su único embalse.
Ya los haitianos bautizaron con el nombre del presidente asesinado Jovenel Moise el canal en construcción tal como se consigna en Google, por lo cual ellos han asumido su construcción como algo patriótico y de vital importancia en lo que llegan las fuerzas interventoras de pacificación y organización de un gobierno en su territorio bajo la dirección de los kenianos y otras naciones que se han arriesgado a intervenir en un medio hostil, inculto, casi salvaje e imposible corrección por la mañosería haitiana de decir si y luego abandonar promesas y acuerdos para no hacer nada de acuerdo a los cánones internacionales de entendimiento como naciones civilizadas en lo mínimo para las buenas relaciones.
En una exhibición de fuerza, los dominicanos han desplegado una multitudinaria fuerza militar que hasta impide que los obreros haitianos trabajen en su canal que se inicia a la vera de las instalaciones de la majestuosa zona franca de Codevi. A lo largo de la zanja del canal se mantienen decenas de los ociosos haitianos en una actitud de vigilante curiosidad para supuestamente impedir que sus otros coterráneos de la isla se atrevan ir a sabotear el trabajo que se esta haciendo con material de construcción dominicano tales como los blocks de hormigón, cemento y varillas.
Con este conflicto fronterizo es casi seguro que la sangre no llegará al rio. Tanto los dominicanos que dependen de los negocios con Haití y estos dependen para su alimentación de los productos del agro dominicano que se ha visto interrumpido por el cierre de la frontera obligando a disminuir la voracidad de las autoridades que se han replegado en sus negocios perjudicados por el cese de un intercambio semanal que los beneficiaba suculentamente.