Una consigna para reformistas: ceder para ganar

Una consigna para reformistas: ceder para ganar

ALEXANDRA IZQUIERDO
Los acontecimientos que dieron lugar a la salida de Hatuey de Camps del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) deben servir de lección a los dirigentes del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC). Cuando las diferencias internas que siempre existen en los partidos políticos se desbordan, se llega a una punto de no retorno a partir del cual el siguiente paso es la ruptura. Esto ocurre cada vez que se pierde la capacidad para dirimir las naturales contradicciones, que siempre existirán, dentro de causes institucionales, se decide desconocer la reglas que fijan los estatutos de los partidos o se trata de manipular los organismos partidarios para imponer aspiraciones personales olvidando las normas de la democracia.

Las contradicciones políticas siempre pueden tener soluciones negociadas, pero eso sólo se logra cuando las partes enfrentadas entienden que la fuerza esta en sumar no en dividir, y por lo tanto el mejor camino es ceder o perder parte de lo que se considera una aspiración legítima, para unir se negocia; es decir, ceder algo para ser más fuerte uniendo no dividiendo.

Los reformistas debemos tener muy presentes las enseñanzas que sobre este tema nos legó Joaquín Balaguer, bajo cuya acertada dirección el PRSC fue siempre la organización más abierta del país, a sumar a todas las personas y grupos que tenían algo que aportar a la causa del partido.

El PRSC también ha sido el partido con mayor capacidad para hacer el «borrón y cuenta nueva» a los disidentes que en algún momento se marcharon de sus filas.

Estas consideraciones nos conducen a una reflexión obligada en este momento en que el PRSC está tratando de definir su destino.

El reformismo puede seguir como una fuerza política importante, sólo si sus dirigentes trabajamos para mantener la unidad. Los reformistas debemos tener muy claro que sólo somos importantes políticamente si sigue existiendo el reformismo.

Lo que interesa del PRSC son los votos que aportan sus militares. Los dirigentes sin esos votos no valemos nada, porque no representamos nada. Es por esto que no tengo dudas en afirmar que la decisión más inteligente que podemos adoptar los reformistas es seguir en nuestro partido y ser capaces de negociar nuestras diferencias.

Esta es la organización que nos es propia, la que hemos construido con acierto y errores, pero es la nuestra; la que nos heredó Balaguer y por lo tanto es la que le da sentido y coherencia a nuestra actividad política dirigida a buscar el poder. En la que no somos extraños y advenedizos.

No podemos ceder a la tentación de un espejismo político momentáneo, porque la ilusión de poder desaparecerá en un abrir y cerrar los ojos, si desaparece o se debilita aún más el refomismo.

¿Para qué nos necesitarán otros partidos si los reformistas no tenemos votos que aportar? ¿Cuánto tiempo los militantes reformistas mantendrán su fidelidad a dirigentes que no son capaces de darle la esperanza de alcanzar el poder? ¿Cuántos peledeístas o perredeístas renunciarán a los empleos públicos o los contratos con el Gobierno o los municipios para cederlos a los reformistas?

Los reformistas tenemos que preguntarnos cuántos de nosotros seremos aceptados en el PRD o el PLD –por ejemplo– como dirigentes con rango político similar al que hemos alcanzado en el PRSC. Una vez destruida la fortaleza reformista, cuántos miembros de los organismos de dirección de los otros dos grandes partidos dejarán sus puestos para que los ocupemos nosotros.

Algunos reformistas ya se apresuran a plantear que el camino a seguir es el de la alianza con otras fuerzas de cara a las próximas elecciones para el Congreso y los municipios.

Están equivocados. El tema de la alianzas tendrá que ser discutido en su momento, pero no es la prioridad en nuestra agenda. Después de mayo/204, para hablar de pactos con otros partidos, si es que hay que hacerlo, tenemos que reorganizar y compactar nuestras fuerzas y estar conscientes de que los reformistas sólo somos importantes si tenemos al PRSC, y militantes que lo sigan.

Los reformistas no debemos escuchar los cantos de sirena. En el único batallón en el que somos importantes es en el PRSC y nuestro partido sólo se mantendrán si sus dirigentes somos capaces de entender que lo más inteligente es ceder, porque cediendo no perdemos. Por el contrario, ceder es la única forma de sumar para ganar siendo más fuertes. Cuando se reflexiona sobre estos temas ronda una pregunta: ¿Por qué a veces los políticos son más flexibles y dispuestos a negociar con sus contrarios que con sus propios compañeros de partido?

Publicaciones Relacionadas

Más leídas