Una cosa piensa el burro y otra…

Una cosa piensa el burro y otra…

ANGEL CHAN AQUINO
La noche del 28 de septiembre, recién pasado, en la Librería Thesaurus fue puesto en circulación el libro «Delirio», de Laura Restrepo, laureada escritora colombiana, ganadora, con esta novela, del premio Alfaguara. La concurrencia llenó la sala de espectáculos de Thesaurus, a más no caber. La gente ocupó la escalera que da acceso a ella, así como las salas aledañas de exhibición de libros.

La mayoría no podíamos ver la cara de la expositora, pero eso no disminuyó en nada el entusiasmo con que todos gozábamos la resuelta desenvoltura de la disertante. Hubo preguntas que al parecer podrían ser «tontas» -rememoró al maestro Rafael Herrera-. Pero, la escritora demostró elocuentemente que «no hay preguntas necias, necias son las respuestas». De suerte que cada contestación se convirtió en una cátedra para los escritores nóveles, y, por qué no, para los de oficio, también.

No es mi propósito hacer una reseña, ni mucho menos un comentario literario -¡Dios me libre!- para lo que no estoy capacitado, sino para referir un hecho, que bien pudiese ser una anécdota.

El momento para la firma de la autora, fue muy concurrido. Vale señalar que con notoria disciplina de parte de los interesados. Al llegar mi turno, alguien desde atrás expresó, laudatoriamente, mi condición de médico. Mientras ella escribía se dijo muy quedo «lo que yo quería ser». Tuve en la punta de la lengua informarle que yo no aspiraba a ser médico, sino escritor. No lo hice. Había mucha gente en espera aún. Me pareció desconsiderado establecer una conversación. Ah! De haber sabido lo que ella escribió lo habría hecho.

Como la firma masiva de libros, en una puesta en circulación, sigue un patrón muy parecido, no la leí de inmediato, pues casi enseguida encontré personas con quienes establecí sendos diálogos.

Cuando llegué a mi casa vi, sorprendido, la dedicatoria: «A Angel, envidiándole tanto, tanto su oficio. Laura 2004».- Esa repetición de «tanto» refleja la sincera añoranza marcada por ¿una frustración? Sentí si lo era para mí, que quise ser escritor. Vidas Cruzadas. Las «circunstancias» de Ortega y Gasset ó «Una cosa piensa el burro y otra quien lo apareja».

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