Una crisis en ebullición
apartó una adquisición

Una crisis en ebullición<BR> apartó una adquisición

La decisión del gobierno venezolano, de desinteresarse de la compra del 49% de las acciones de Refidomsa, ha provocado diversos comentarios que van desde el disgusto de Hugo Chávez por la autonomía del presidente Fernández hasta la crítica situación financiera venezolana, que en los 11 años de Chávez en el poder, lo ha llevado a descuidar los asuntos internos de su país y pretender exportar su peculiar socialismo a otros países de la región.

Al final de cuentas la decisión venezolana será conveniente para el país. Es que se libera de un tutelaje volátil e impreciso, que no ofrece directrices lógicas de acción gubernamental o de cooperación, sujetos al estado de ánimo de un líder que logró concitar un apoyo mayoritario del pueblo venezolano, hastiados y repudiadores de los políticos tradicionales para reemplazarlos y pretendiendo convertirse en una edición moderna del libertador Simón Bolívar.

Refidomsa no da abasto a la demanda del petróleo que consumen los dominicanos. El tiempo de su ampliación ya se esfumó, por lo que la oportunidad para el gobierno será adelantar planes de construir una nueva refinería de mayor capacidad, quizás de los mil barriles diarios.

Ahora es el tiempo de ver si aquellos inversionistas árabes, interesados en construir la refinería de Manzanillo, eran serios y firmes en su oferta, y no tan solo lo que todo supuso que se trataba de otras promesas con tal de sacar algún beneficio a cuenta de esas supuestas inversiones de miles de millones de dólares.

A Venezuela, desde el punto de vista económico, no le convenía adquirir el 49% de las acciones de Refidomsa, ya que por su estado actual y pese a que produjo beneficios en el 2009 por encima de los 1,500 millones de pesos después de la liquidación de impuestos, no reunía las condiciones de planta para asimilar un empuje de los venezolanos.

Actualmente a Hugo Chávez le están poniendo el agua a hervir para perjudicar su estabilidad, ya que sus tendencias absolutistas y socializantes, pretende acallar a la oposición por los más diversos métodos, desde ataques a los medios de comunicación como al sector privado, hiriéndolos en los bancos y empresas para acallar un malestar en crecimiento y peligrosidad. Y es que Hugo Chávez le dio la espalda a su nación, a la cual contentaba con migajas de la riqueza petrolera, aplicando ambiciosos programas educativos, de salud y de seguridad social, pero de repente la aguda estación de sequía, el descenso de los precios del petróleo, la desacertada conducción económica, la aparición de apagones en un país que no los  conocían y el despilfarro de la riqueza petrolera con  Petrocaribe y de otras cooperaciones a diversos países de América Latina, ha irritado a sectores venezolanos, manifestando su disgusto con gran frecuencia en las calles de Caracas y de otras ciudades.

Hugo Chávez prefirió internacionalizarse en su proyección de la imagen de ser el heredero de Simón Bolívar, y como tal, creyó en el deber de luchar en contra del yugo del imperialismo que empobrece a los países latinoamericanos. Ese sueño de liderazgo continental ha arrojado fuera de las costas venezolanas las riquezas petroleras en una titánica acción que ha perjudicado a su país y lo está empobreciendo a la carrera.

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