José Martí, el apóstol de la Independencia de Cuba y prominente escritor, reconocido entre los precursores del movimiento literario del modernismo, fue autor de una crónica de boxeo con categoría de joya escritural, sobre un combate por la corona escenificado en Estados Unidos, entre los destacados pugilistas Paddy Ryan y John L. Sullivan el 7 de febrero de 1882.
La pelea que concitó el interés del prominente político, poeta, pensador, ensayista y periodista, se produjo en una de sus estadías en la nación norteamericana, en tiempos en que su país estaba sometido al colonialismo español, y el patriota hacía ingentes esfuerzos por la integración y consolidación del Partido Revolucionario Cubano.
El texto denominado “Una Pelea de Premio”, fue remitido en esa fecha al diario La Opinión Nacional de su país, donde con su fina prosa incursiona en la crónica deportiva, describiendo los pormenores del espectáculo de los puños, sin dejar de criticar su carácter violento y brutal, pero reconociendo el impacto y atracción generado en el público a través de los medios de prensa.
En su primer párrafo expresa lo siguiente: “Vuela la pluma, como ala, cuando ha de narrar cosas grandiosas; y va pesadamente, como ahora, cuando ha de dar cuenta de cosas brutales, vacías de hermosura y de nobleza. La pluma debiera ser inmaculada como las vírgenes. Aquí los hombres se embisten como toros, apuestan a la fuerza de su testuz, se desgarran y van cubiertos de sangres.”
Sobre la febril atracción del espectáculo lo describe como “fiesta nacional que mueve ferrocarriles, telégrafos y detiene durante horas los negocios, y saca en grupos a las plazas a trabajadores y a banqueros; y se cambian al choque de los vasos sendas sumas, y narran los periódicos, que en líneas breves condenan lo que cuentan en líneas copiosísimas, el ir, el venir, el hablar, el reposar, el ensayar, el querellar, el combatir, el caer de los héroes rivales.”
Entonces Martí remata diciendo: “Así es una pelea de premio”, que es como se titula su crónica testimonial sobre la lucha entre el Gigante de Troya (Ryan) y el Muchacho de Boston (Sullivan), donde ha rodado por tierra, ante dos mil espectadores, el gigante ensangrentado e inerte. Hecho que ha mantenido en vilo a New Orleans, en suspenso los pueblos de la Unión, y conmovido visiblemente Boston, Nueva York y Filadelfia.
Narra cómo lee el hijo, en el diario que trae a casa el padre, a qué ojo fue aquel golpe y cuán bueno fue aquel otro, que dio con el puño en la nariz del adversario, y con esté en tierra, y cómo se puede matar empujando gentilmente hacia atrás el rostro del enemigo, y dándole con la otra mano junto al cerebro, por el cuello.
El combate terminó con un triunfo en el noveno asalto del Muchacho fuerte de Boston, quien puso fuera de combate a Sullivan en ese histórico encuentro en Mississippi City, en una época primitiva del boxeo, que a partir de ahí el propio Sullivan llegaría a ser el primer monarca mundial de la categoría pesada de la era moderna bajo las reglas del marqués Queennsberry.
Finalmente, “Una pelea de Premio” de José Martí, por su calidad escritural y por su trascendencia histórica, ha sido incluida entre los textos literarios emblemáticos sobre tema deportivo.