Una dama inolvidable de la cultura

Una dama inolvidable de la cultura

El domingo 11 de este mes falleció Octavia Pérez Vidal Vda. Baquero. Por razones familiares pude conocerla a ?nales del 1960 y desde un principio sellamos una común simpatía. Estaba entrando a una nueva familia y ella y su esposo, el Dr. Luis Manuel Baquero, me abrieron las puertas de su casa de par en par. Octavia era una mujer de singular inteligencia y amplia cultura. Hablaba con soltura de griegos y egipcios; así como podía desgranar las grandes novelas de los autores del momento o del pasado. Además, dominaba el inglés y el francés que aprendió mientras residió y trabajó en Canada cuando su esposo completaba en la Universidad de McGill su especialidad en psiquiatría.
Octavia leía profusamente libros y revistas internacionales para mantenerse al día sobre los acontecimientos que ocurrían en el mundo. También y sobre todo le encantaba la música, el ballet y el teatro, algo que tenía en común con su esposo. Su conocimiento de los clásicos y de la opera era cómo dicen un valor agregado a su ya sólida formación. Así que eran temas que contribuyeron a solidi?car mi relación con ella través de muchas conversaciones sobre orquestas y cantantes y además me relataba sus vivencias con Arturo Rubinstein, el Cuarteto de Budapest, Andrés Segovia, Jascha Heifetz y otros muchos grandes intérpretes del mundo clásico que nos visitaron durante los años de la Segunda Guerra Mundial. Precisamente esto coincidió con la época en que sus padres Julio Pérez Licairac y Octavia Vidal Gautier formaron aquella recordada Sociedad ProArte que en tanta gente despertó el amor por la música de los grandes maestros.
De modales perfectos, Octavia alternaba en cualquier reunión dominando el escenario con sus anécdotas, su jocosidad, una simpatía que contagiaba, con comentarios siempre respetuosos y jamas altaneros pero guardaba mordaces respuestas cuando alguna impertinencia se lanzaba al aire. De su vasta biblioteca mental citaba desde lo más inocuo a lo más sutil. Hubiera sido una participe sobresaliente en una de esos círculos de conversaciones en el Paris de Catalina de Medici.
Octavia también participo en la política apoyando a su esposo el Dr. Baquero durante las luchas de los últimos meses de la dictadura, pero siempre buscando armonía en momentos en que las pasiones ardían en ese Santo Domingo de los 60s. Luego se fue a vivir a España por varios años en compañía de su familia. En la Madre Patria continuó absorbiendo su ilimitada oferta cultural leyendo, participando en variadas actividades y visitando museos y lugares históricos que incrementaron su acervo a niveles superiores.
Más tarde sufre la pérdida de su esposo y se convierte en madre y padre pero ?nalmente logra convertir a sus hijos en profesionales brillantes de la medicina, de la grá?ca y la psicología, saliendo airosa de las grandes pruebas por las que tuvo que atravesar en su vida. No muchas mujeres pueden mostrar esos resultados.
Durante su luto, consciente de las responsabilidades que enfrentaba, empieza a trabajar con el padre Vicente Rubio y el Arq. Cesar Iván Feris Iglesias en el rescate del Convento de los Dominicos adquiriendo en España muchas de las piezas que contribuyeron a ese importante rescate religioso y cultural. Mas tarde trabajo en la tienda El Gallo de Santo Domingo ,agregando una nueva experiencia a su variada hoja de vida.
Octavia derramó abrazos y sembró amor al prójimo donde quiera que estuviera. En la familia fue siempre centro de armonía, unión y afectos. Fue un honor haberla tratado por un largo tiempo. Ahora se asienta para siempre en la mente imborrable de sus hijos, nietos, sobrinos y todos sus familiares y amigos y reposará como una de esas estrellas que cada noche tintinean en el cielo como si fueran sonrisas derramadas para hacer la vida más placentera a todos.
Que en Paz descanse a quien sus nietos bautizaron cariñosamente, Nina.