Una decisión inteligente

Una decisión inteligente

Al dejar  sin efecto el alza de la tarifa eléctrica residencial y la rebaja de la comercial e industrial,  dispuesta por la Superintendencia de Electricidad, el presidente Danilo Medina ha desactivado uno de los ingredientes que añadirían  presión a  la  caldera social, que ya de por sí está sobrealimentada con los aumentos de los precios de los combustibles. Ha sido una decisión inteligente ante una medida torpe por haberse producido precisamente en momentos en que la calidad del suministro de electricidad deja mucho que desear.

 El ministro administrativo de la Presidencia, José Ramón Peralta, ha explicado que en principio los técnicos de la Superintendencia de Electricidad le  dijeron al  Presidente que se trataba de una unificación de tarifas que   no afectaría a las familias, pero al revisar la resolución el  gobernante detectó que sí perjudicaría a las familias y ordenó revocarla. Por otro lado se ha sabido que el reajuste, como estaba concebido, podría reducir las cobranzas de las Edes, incrementando sus pérdidas.

Lo que menos necesita la caldera social de este país es que le añadan presión. Hay grupos sociales que han anunciado protestas basadas en argumentos atendibles. Un reajuste de la tarifa eléctrica como el que acaba de ser revocado añadiría nuevas motivaciones a la causa. Al revocar el alza, el Presidente ha sido consecuente con el  estilo que guía sus actuaciones.

OMISIÓN IMPERDONABLE

Las autoridades del país libran una vigorosa lucha contra el tráfico y el microtráfico de drogas. La detección de un laboratorio de procesamiento de cocaína catalogado entre los más modernos del área, nos da una idea de la clara  determinación de combatir este negocio y sus derivados, como el crimen y el lavado de activos. En cambio, la lucha contra la adicción es tímida, frágil e inconsistente. Educar en las escuelas contra el consumo de narcóticos es tema tabú, como ha sido la educación sexual.

No se sienten los signos vitales de la lucha por el rescate del adicto. Las agencias que se dedican a esta tarea lucen generalmente desvalidas, sin recursos suficientes. La rehabilitación no parece figurar en la política de salud del Estado. Y resulta que el adicto es parte del problema, la parte más frágil, la víctima. Necesitamos más bríos en la lucha por prevenir el consumo de drogas, por sacar esas vidas del abismo.

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