La presente Temporada Sinfónica sigue sorprendiéndonos gratamente, y este tercer concierto tuvo además la particularidad de ser dirigido por Zenaida Romeu. Y es que definitivamente no abundan en el mundo las directoras de orquestas, aunque ya comienzan a trillar su propio camino. Pero el hecho de ser una mujer, aunque nos sorprenda, no tendría mayor trascendencia si esta dirección no hubiese sido sencillamente magistral; la directora cubana consiguió la brillantez de la orquesta, cuidando con esmero los planos sonoros.

El concierto abrió con la obertura de “Candide” comedia musical del norteamericano Leonard Bernstein, inspirada en el cuento homónimo de Voltaire. Dos hermosas melodías llenas de júbilo expuestas por maderas y cuerdas, recrean ese mundo “perfecto” que Cándido, en su optimismo, se empeña en descubrir. Este introito musical, este primer encuentro de la directora con el público, solo era un auspicioso momento de lo que sería una noche espectacular.

Pero luego de los primeros aplausos sentimos temor, angustia, el programa continuaba con el Concierto No. 1 en Re menor de Jean Sibelius, uno de los más demandantes para violín, y sería interpretado por Leonardo Mercado Rincón, un joven violinista de la Orquesta Sinfónica Nacional al que no conocíamos, sin duda más que una osadía aquello era un reto para este joven dominicano.

En el primer movimiento, “Allegro moderato”, el solista se funde con la orquesta, luego aborda el tema, lo repiten vientos y cuerdas, para de nuevo pasar al solista, que con emotividad aborda notas dobles y triples, y acordes de cinco notas, una prueba definitiva que supera el virtuosismo del joven instrumentista.

En el segundo movimiento “Adagio di molto” Leonardo transmite con pasión el intenso romanticismo de este movimiento. Hay una comunicación sensible entre el solista, la directora, y la orquesta. El tercer movimiento “Allegro ma non tanto, el violin expone, la orquesta es un susurro, de nuevo se pone a prueba al instrumentista, que se decanta en las veloces subidas.

El tutti armonioso describe una conmovedora melodía, retorna el violín con fuerza, los metales vibran en una especie de fanfarria, para terminar el violín en cascada. Leonardo Mercado Rincón ha sido una revelación, no obstante el común instrumento utilizado, logro brillantez durante todo el concierto.

Definitivamente estamos frente a una gran promesa, a un talento que debemos apoyar. El tiempo y la dedicación serán sus mejores aliados. Un público entusiasta puesto de pie le tributó merecidos aplausos.

La directora Zenaida Romeu, transmite en cada pieza un mensaje, una emoción, posee una extraordinaria capacidad para comunicar, pero en la parte final de esta noche musical su capacidad se desborda, al dirigir con grandilocuencia la Sinfonía No. 5, Op. 47 en Re menor, del compositor ruso Dimitri Shostakovich. Esta obra de gran aliento tuvo una triunfal acogida en Rusia, después de tantos rechazos recibidos por el totalitarismo gubernamental imperante en su patria.

La sinfonía es una obra indudablemente programática, con rasgos autobiográficos, cuyo lema es “La evolución de la personalidad”. Hay en ella luchas idealistas y espirituales, nieblas que se disipan. Sus movimientos son los “clásicos” y en cada uno Shostakovich transmite multitud de expresiones e imágenes con brillantez y sutilezas poéticas. La instrumentación es esplendorosa, y sus ritmos, por momentos, arrebatadores, El final es una verdadera exaltación que conmueve.

Zenaida Romeu, con movimientos firmes pero provistos de plasticidad, logra una comunicación trascendental, y consigue la brillantez de la orquesta. Esperamos verla nuevamente en nuestra patria. El maestro José Antonio Molina ha innovado en esta nueva temporada sinfónica, al dar oportunidad a jóvenes talentos, e invitar a directores tanto nuestros como extranjeros, lo que se traduce en beneficio para la orquesta y estímulo para sus integrantes y, finalmente, para el público amante de la música que sigue cada temporada.