Cambios favorables a los flujos del comercio mundial han ocurrido tras el impacto inicial y más traumático de la invasión rusa a Ucrania sobre la producción de materias primas y el transporte marítimo.
Los fletes para embarques volvieron mayormente a la normalidad y cesaron obstáculos que generaban escasez y encarecían importaciones de todo género desde sus lugares de origen. Un cese de presiones al alza en perjuicio del consumidor final que, por lo visto, no ha hecho volver las aguas al nivel que corresponde. Los costos industriales de una cantidad de artículos de primera importancia para los hogares merman las utilidades que corresponden a intermediarios de todas las categorías y el poder adquisitivo de una franja poblacional que, como se certifica insistentemente en este momento, sobrevive con salarios erosionados.
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El fuego cruzado en Europa del Este pone en precariedad y daños las vidas en dos grandes países pero el resto del mundo ha aprendido a manejar repercusiones sobre el suministro de bienes; lo suficiente para que los dominicanos no tengan que seguir pagando excesivamente por renglones esenciales ya liberados de intensos factores de revalorización.
No actualizar con racionalidad y justicia una diversidad de precios que mantendrían artificialmente altas las utilidades puede incentivar en la intermediación desconsiderada las especulaciones de un efecto dominó que vuelve más prohibitivo el costo de la vida.