Una economía políticamente confusa

Una economía políticamente confusa

NUEVA YORK – Nadie duda de que muchos estadounidenses votarán con sus chequeras en mente en la elección presidencial de este año. El enigma es determinar a qué partido favorecerán esas chequeras. Los candidatos demócratas, en sus recorridos por Arizona, Missouri y otros estados que celebran primarias esta semana, están hablando de los millones de despidos y los millones de personas que han perdido el seguro de salud bajo el mandato del Presidente George W. Bush. El senador John Kerry, cuya fortuna ha subido conforme la guerra en Irak se ha deslizado como tema de campaña, ha restado importancia al reciente aumento del crecimiento económico como una «recuperación de la liga de Wall Street y Bush».

Bush, por otra parte, está mostrando nueva confianza de que la economía de hecho ayudará a sus posibilidades en noviembre próximo. Su discurso sobre el Estado de la Unión ofreció una lista reminiscente del optimismo reaganesco que es probable que repita en los próximos meses: la propiedad de vivienda, las exportaciones y el empleo están aumentando; la inflación y las tasas de interés están bajando. Bush incluso utilizó un refrán común del año pasado en el que había prometido no estar satisfecho hasya que todos los que buscaban trabajo lo encontraran.

«Es difícil determinar si el vaso está medio lleno o medio vacío», dijo Andrew Kohut, director del Centro de Investigación Pew.

No ha habido corrientes cruzadas como éstas desde al menos 1984, dicen políticos y encuestadores, cuando Ronald Reagan se postuló para la reelección mientras la economía salía de una depresión a principios de los años 80. El hecho de que la economía estuviera creando cientos de miles de nuevos empleos al mes en 1983 y 1984 hace que la situación de hoy, con un crecimiento del empleo aún débil, parezca incluso más confusa.

La Reserva Federal, en su declaración de la semana pasada sugiriendo que pudiera elevar las tasas de interés más pronto de lo esperado, inadvertidamente captó el momento con este elemento de ambivalencia: «Aunque las nuevas contrataciones siguen limitadas, otros indicadores sugieren un mejoramiento en el mercado laboral».

Quizá reflejando las buenas noticias que Bush enlistó en su discurso, se ha reportado que los consumidores están más confiados sobre la economía que cuando Bill Clinton, Richard Nixon, Lyndon Johnson o Reagan ganaron segundos mandatos, según la Universidad de Michigan.

«La economía es el tema No. 1 actualmente», dijo Matthew Dowd, estratega en jefe de la campaña de Bush. «Y estamos en la misma posición que Reagan en el 84 y Clinton en el 96».

Pero la bolsa de valores permanece 10 por ciento por debajo de donde estaba cuando Bush asumió el poder, y es casi seguro que se convierta en el primer presidente desde Herbert Hoover en presidir una pérdida de empleos, como se inclinan a señalar los demócratas. Con los superávit del mandato de Clinton habiéndose convertido en un déficit de 500,000 millones de dólares, incluso algunos republicanos han empezado a preocuparse de que Bush esté ofreciendo un tema de campaña a los demócratas. El lunes, la Casa Blanca dará a conocer una propuesta de presupuesto para el año próximo.

«El mito de que los republicanos son el partido de la responsabilidad fiscal está siendo desenmascarado por este gobierno», dijo la gobernadora demócrata Jennifer M. Granholm de Michigan. «Los demócratas deben machacar sobre este asunto».

Quizá no resuene con muchos votantes, sin embargo, si los próximos meses resuelven el debate sobre la economía tan definitivamente como esperan los colaboradores de Bush. Casi todos los economistas, incluidos algunos que han sido cautelosos en los últimos tres años, coinciden en que es probable que las contrataciones finalmente aumenten en los próximos meses. En ese caso, Bush probablemente trataría de hacer zozobrar la discusión del déficit anunciando que la reducción de impuestos del año pasado fue la causa de la recuperación.

«Tenemos a los demócratas discutiendo un conjunto de cifras y a nosotros discutiendo otras, y esa es la razón de que Dios hiciera las elecciones», dijo Bill McInturff, encuestador republicano. «Para noviembre, no será una contienda cerrada».

El senador Christopher S. Bond, republicano de Missouri, añadió: «Las cosas lucen mejor. Se va a manifestar en los empleos pronto».

Aun cuando el crecimiento sea sólo moderado este año, una fórmula bien conocida para predecir las elecciones presidenciales (desarrollada por el profesor de Yale Ray Fair, y basada en gran medida en la economía) pronostica un triunfo fácil para Bush.

Pero en sus primeras primarias, los candidatos demócratas han ofrecido vistazos de cómo harán campaña sobre la economía si ésta continúa mejorando. Como hizo Kerry cuando llamó a la recuperación «la liga de Bush», han empezado a pintar esta recuperación como una que existe sólo en las estadísticas oficiales y hogares ricos.

En su discurso político, el senador John Edwards de Carolina del Norte describe «dos economías», en las cuales pocos están cómodos mientras muchos luchan entre un día de pago y otro. Howard Dean, el ex gobernador de Vermont, y Kerry hablan de familias que trabajan duro y no pueden permitirse tener atención médica y llaman a Estados Unidos el único país industrializado sin seguro de salud universal.

La estrategia incluye riesgos obvios, forzando al partido a formular un argumento pesimista ante un electorado que tiende a preferir el optimismo. Una línea de ataque similar -así como la preferencia de los votantes por los republicanos en asuntos de seguridad nacional- hizo que el candidato presidencial demócrata en 1984, Walter F. Mondale, ganara sólo en su estado natal, Minnesota, y el Distrito de Columbia.

Pero el enfoque de las «dos economías» también tiene una base en la realidad. En una reversión de lo que sucedió a fines de los años 90, los ingresos de los trabajadores en los niveles medio e inferior de la escala salarial cayeron el mes pasado, después de ser ajustados a la inflación. El salario para aquellos en el 25 por ciento superior continuó aumentando, según el Departamento del Trabajo.

«Sigue habiendo un gran grado de angustia económica entre los trabajadores», dijo Mark Sanford, gobernador republicano de Carolina del Sur, que celebrará una primaria el martes. «No ven la salida del túnel todavía».

Las tres reducciones de impuestos desde que Bush asumió la presidencia se han sumado a la brecha de ingresos, reduciendo más los impuestos para las familias ricas. Al elevar a Kerry a costa de Dean y el representante Dick Gephardt, los votantes en Iowa y Nueva Hampshire incrementaron las posibilidades de que el candidato demócrata se enfoque en la distribución de la reducción de impuestos en la elección general. Kerry, como Edwards y el ex general Wesley K. Clark, quieren dar marcha atrás sólo a las reduccioens que benefician a los de altos salarios, mientras que Dean ha demandado un reversión completa de las reducciones de impuestos.

Sea lo que sea lo que piensen de los varios candidatos, muchos demócratas se sentirían aliviados de evitar una lucha en la cual Bush pudiera criticarlos por querer elevar los impuestos de la clase media. «Tenemos una ligera ventaja», dijo Bill Richardson, el gobernador demócrta de Nuevo México, refiriéndose a la economía, «si nos enfocamos en la irresponsabilidad ed los republicanos al no equilibrar el presupuesto, el alto desempleo y la pérdida de empleos, en vez del debate sobre la reducción de impuestos».

Lo que hace a la economía del 2004 tan difícil de clasificar, sin embargo, es que el panorama para las familias de clase media está lejos de ser uniformemente malo. Los precios de la vivienda han seguido aumentando, y las tasas de interés siguen siendo bajas. La reciente recesión no fue lo bastante severa para borrar la notable fuerza de la economía de fines de los 90, y la mayoría de las familias en todos los niveles de ingresos perciben más dinero que hace cinco o tres años, incluso tomando en cuenta la inflación.

De manera que la famosa pregunta de Ronald Reagan -¿Están mejor que hace cuatro años?- no será fácil de responder este otoño. En este momento, dijo el senador Bond, la economía »estña cerca de una turbulencia».

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