A 43 años de que de la susurrante rotativa saliera, como sale el buen pan del horno, el primer ejemplar de un innovador diario Hoy, la economía dominicana se encuentra a años luz de lo que era cuando se produjo ese acontecimiento innovador de la prensa dominicana.
El Producto Interno Bruto (PIB) corriente alcanzó los US$ 121,691.7 millones en 2023, lo que ha convertido a la economía dominicana en la séptima más grande de América Latina y el Caribe. Ese valor es más de veinte veces y media el PIB corriente de 1981, que fue de US$5,907.3 millones (las expectativas son de que crezca más de 5% en el 2024). Si nos vamos al PIB corriente per cápita, fue US$11,361.2, más de diez veces y medio que el del 1981, que sólo llegó a US$ 1,065.2.
Veamos ahora el éxito por parte. Comencemos por el turismo, que se ha convertido en uno de los principales motores de la economía: los ingresos en divisas generados por este sector ascendieron a 9,800 millones de dólares en 2023 (más de 47 veces y medio los ingresos de 1981), representando un 34% de las divisas totales del país. Las previsiones para 2024 es de que superen esas cifras.
Las exportaciones de zonas francas alcanzaron un hito en 2023, superando por primera vez los 8,000 millones de dólares (alcanzaron los US$8,060 millones) y se espera que continúen creciendo (ese valor es casi 63 veces el monto de 1981, con el mérito, además, de que han dejado de basarse en producción concentrada en textiles y cada vez es mayor la participación de dispositivos y equipos de alta tecnología).
Por su lado, las exportaciones nacionales sumaron US$3,873.3 millones, valor más de tres veces mayor a los US$1,188 millones de 1981.
La inversión extranjera directa (IED) ascendió a US$4,381 millones en 2023, casi 55 veces lo recibido en 1981, y las remesas alcanzaron los US$10,157.2 millones en 2023 cincuenta y cinco veces y media la suma recibida en 1981 por transferencias corrientes privadas (incluidas las remesas), que fueron US$182.9 millones (las remesas se empezaron a registrar de manera separada a partir de las estadísticas de 1986).
Sobre la IED, la Asociación de Inversión Extranjera (ASIEX) ha propuesto que el sector público y el sector privado se pongan de acuerdo para duplicar en cuatro años la cifra que recibe el país por IED.
Estos resultados, que han sido posibles por las reformas estructurales iniciadas a partir de 1992 y por la ejecución de una política monetaria y fiscal prudente, sólo fueron empañados por la crisis bancaria del 2003 y 2004.
Las reformas estructurales han beneficiado a todos los sectores, incluidos los que empedraron el camino, al resistirse a su implementación por aferrarse a un modelo de mercado minúsculo y cerrado, en el que quizás se sentían más cómodos, pero que se había convertido en una traba para el desarrollo del país.
Durante las últimas dos décadas el crecimiento económico ha promediado 5.4%, uno de los mayores de la región, a pesar del país haber enfrentado el impacto de la crisis financiera internacional de 2008 y del Covid 19.
Esta capacidad de resiliencia le permitió al país convertirse en un referente de éxito a nivel internacional en la recuperación económica tras el impacto de la pandemia.
Las expectativas de que los altos niveles de crecimiento continúen son tales que el Gobierno se ha propuesto, a través de la Comisión Meta RD 2036, creada por el Decreto 337-24, duplicar el PIB en un período de doce años, en coordinación con el sector privado.
Es una meta ambiciosa, pero alcanzable si partimos de lo que era la economía dominicana en 1981 y lo que es hoy, y si, además, se toman en cuenta las oportunidades que se ofrecen al país con el “nearshoring”, que es la estrategia de externalización por la que empresas extranjeras, particularmente estadounidenses, transfieren parte de su producción a terceros países localizados en destinos cercanos y con una zona horaria semejante, como es el caso de la República Dominicana.
El FMI ha afirmado que la economía tiene el potencial para seguir creciendo en un promedio anual de 5% durante décadas e, incluso, ha ido más lejos: un informe de especialistas de ese organismo ha planteado que República Dominicana tiene el potencial de convertirse en una economía avanzada en los próximos 40 años, basándose en el progreso del país en términos de convergencia de ingresos, que consiste en la reducción de las diferencias entre las economías más ricas y las más pobres.
Pero hay desafíos que deben ser asumidos. Un reciente informe del Banco Mundial apunta a la diana: “De cara al futuro y para tener crecimiento inclusivo, la República Dominicana requerirá un mayor aumento en la productividad, a través de la implementación de reformas para fortalecer las reservas fiscales, el capital humano, la competitividad, la innovación, tecnología verde, la eficiencia en el gasto público y la resiliencia frente a eventos climáticos”.