¿Una educación de calidad sin recursos y
sin maestros?

¿Una educación de calidad sin recursos y <BR>sin maestros?

POR JESÚS DE LA ROSA
El último informe del Banco Mundial sobre la pobreza causó aquí mucho revuelos entre los sectores políticos, gestores de la educación y grupos empresariales.

Entre otras cosas, la especie revela que el sistema de instrucción pública de la República Dominicana muestra un desempeño muy inferior a la mayoría de los países de la América española en cuanto a traducir la demanda de educación en logros escolares adecuados y en destrezas necesarias para el mercado laboral.

En una escala de posicionamiento según los años de escolaridad y número de años en la escuela, la República Dominicana ocupa el lugar decimocuarto entre 21 países encuestados, ocupando Chile, Argentina y Panamá los primeros lugares al respecto.

El informe del Banco Mundial no hace mención al caso de la hermana República de Cuba que, dicho sea de paso, posee uno de los sistemas de instrucción pública mejores del mundo.

El informe del Banco Mundial, que se dio a conocer aquí a principios del mes de junio del año en curso, advierte que los mayores retos que afrontamos los dominicanos en materia de educación son comprender y responder mejor a las causas de la repetición de curso y al lento progreso escolar.

En su informe, el Banco Mundial se refiere fundamentalmente a dos hechos de los cuales sabemos bastante: repetición y el lento progreso escolar.

Todo ello se debe a que el Estado dominicano no dispone de suficientes recursos para garantizarle a cada habitante de este territorio su acceso a una educación de calidad como lo demandan los tiempos en que vivimos.

En efecto, la escolaridad promedio de la nación dominicana es de poco menos de cuatro cursos de escuela primaria; alrededor de un 20% de la población de dominicanos adultos no sabe leer ni escribir: y a pesar de los esfuerzos de los últimos años, miles de los niños nacidos aquí permanecen fuera de las aulas.

Apenas un 20% de los alumnos que ingresan al primer curso de la escuela básica llegan a terminar el octavo grado. Aquí, los liceos secundarios y los institutos politécnicos son fenómenos típicamente urbanos.

En la zona fronteriza con el vecino Haití, los padres han ido perdiendo la costumbre de enviar sus hijos a la escuela.

El gobierno del presidente Leonel Fernández se ha visto en la necesidad de reducir drásticamente su esfuerzo en educación.

Este año, la inversión en educación de la actual administración de gobierno peledeísta es de alrededor del 8% del Presupuesto Nacional.

El sistema de instrucción pública de la República Dominicana es el peor financiado de la América española.

¿Por qué un mandatario como Leonel Fernández que sabe del valor de la educación para el desarrollo de los países y para la superación del individuo tuvo que reducir los aportes de su gobierno a la formación y capacitación de sus conciudadanos?

El presidente Fernández, refiriéndose a los datos aportados en el Informe del Banco Mundial, dijo que su gobierno se ha visto sin capacidad de aumentar el gasto en educación y en salud debido a que ha tenido que enfrentar dos grandes problemas: el subsidio al sector eléctrico y el pago de la deuda externa.

Este año, el subsidio del gobierno al sector eléctrico ronda por los 500 millones de dólares y el servicio de la deuda externa sobrepasa los 63 mil millones de pesos.

El gobierno del presidente Fernández habría de pagarles este año a los bancos de desarrollo, incluyendo al Banco Mundial, una suma seis veces mayor a la que podría haberse invertido en educación.

El presidente Fernández dice que en estos momentos su gobierno le presta atención especial a los problemas del sector eléctrico y al establecimiento de un límite al endeudamiento del país. El mandatario entiende que de no ser así no ¨ tendríamos posibilidades de hacer las inversiones requeridas y necesarias para poder avanzar en el ámbito social ¨

Entonces, el hecho de que en estos momentos el gobierno del presidente Fernández no cuente con recursos económicos suficiente para emprender una reforma de la escuela dominicana y para brindarles a todos las mismas oportunidades de acceder a una enseñaza de calidad se debe a la demanda de pago de parte de los mismos agentes que denuncian ante el mundo los males que afecta a nuestra escuela.

Nos preguntamos: ¿ cuántos miles de niños y jóvenes dominicanos se verían privado del derecho a una educación de calidad debido a las exigencias de pago del servicio de la deuda externa?

Parecer ser que los expertos del Banco Mundial y de otras agencias internacionales de desarrollo que tanto destacan el papel fundamental de la educación en el desarrollo de la sociedad y de la economía son quienes imponen a los gobiernos de los países en vías de desarrollo políticas y estrategias diseñadas dizque para mejorar la educación y reducir el gasto público.

¿Cómo mejorar la educación teniendo en cuenta la demanda de la población y la de pago de parte de los bancos y las agencias internacionales de desarrollo?

Ahora los sabihondos del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo pretenden indicarnos lo que tenemos que hacer para reformar nuestro sistema de instrucción pública.

Sabemos de sobra que para reformar nuestra escuela debemos ampliar de manera significativa la actual cobertura y permanencia en la educación básica; introducir transformaciones profundas en el currículo ( en el currículo de aula, queremos decir) para hacer posible una educación de mayor calidad, más pertinente y más adecuada a los requerimientos de un mundo globalizado y abierto a la competencia internacional; mejorar significativamente la condición social, económica y profesional de los maestros; elevar los niveles de competencia y eficiencia de la cartera de educación y de los técnicos que laboran en esa dependencia estatal; lograr una mayor participación de la comunidad en las actividades de los recintos escolares; y aumentar de manera significativa los recursos económicos que el Estado dominicano invierte en educación.

Desde finales del siglo XIX este país ha venido haciendo esfuerzos para mejorar su sistema de instrucción pública: Reforma Hostosiana (1883); Comisión de Educación (1916); Reforma de Pedro H. Ureña (1931); Misión Chilena ( 1941); Reforma de Balaguer (1952): Agencia Internacional de Desarrollo, Banco Mundial y Banco Interamericano de Desarrollo (1966 1978): Plan Decenal de Educación ( 1993 2003); y Plan Estratégico de Desarrollo de la Educación Dominicana ( desde el 2003 en adelante.

Todos esos planes de reforma fracasaron o no alcanzaron todas las metas que en principio se propusieron.

¿Cuáles causas impidieron el éxito de esos intentos de reforma de la escuela dominicana?

Fueron varias, entre las cuales señalamos dos: la falta de recursos económicos y la falta de maestros y de técnicos.

Una de las mejores garantías para que en un país funcione un sistema de instrucción pública de calidad consiste en ofrecerles a los maestros oportunidades de formación y capacitación, buenos salarios y condiciones de trabajo, además de permitirles el formar parte de los órganos de decisión.

Por el momento disponemos de un Instituto Nacional de Formación y Capacitación del Magisterio ocupado en coordinar con las instituciones de educación superior del país todo lo relacionado con la formación, capacitación y perfeccionamiento del personal docente, directivo y técnico que labora en las escuelas públicas: y de un Instituto Superior Docente donde se forman los futuros profesores que han de servir en las escuelas públicas y en los colegios privados; también, varias de nuestras universidades ofertan la carrera de pedagogía y otras afines.

El problema de la capacitación de los maestros parece estar en vías de resolverse. Un porcentaje bastante alto de los docentes que laboran en las escuelas públicas del país está titulado, muchos de ellos con estudios de postgrado realizados aquí y en universidades extranjeras.

Hoy le resulta muy difícil a una persona sin estudio en el área colocarse como maestro en un colegio privado.

Pero, el nivel de salario de los maestros dominicanos resulta alarmantemente bajo: alrededor de 4 mil pesos mensuales por tanda; menos del costo de la canasta familiar.

Cuatro mil pesos a cambio de 25 horas semanales de labores en el aula resulta muy poco para un maestro que ante sus alumnos y relacionados debe ser ejemplo de éxito, de buenos modales y de comportamiento excepcional.

Si les echamos una mirada a las fotografías o a los óleos de los maestros del siglo XIX que se exhiben en las bibliotecas y en otros lugares del país nos daríamos cuenta de la afición por el buen vestir de Salomé Ureña, de Emilio Prud Homme, de Luisa Ozema Pellerano y de otros de nuestros, grandes maestros. Queremos decir con ello que esos consagrados maestros no eran pobres y que disfrutaban de un nivel de vida más alto que el típico maestro de hoy.

Imagínese usted amigo lector qué pensarían los estudiantes de una universidad o de un liceo de su profesor de economía cuando lo ven vestido con un traje viejo y con unos zapatos maltratados por el uso. Pensarían hacerle una pregunta parecida a la que el mal ladrón le formuló a Cristo en la cruz; le preguntarían: ¿ profesor por qué usted no utiliza sus conocimientos en materia económica para agenciarse dinero con que lucir un buen traje o un buen par de zapatos?

El oficio de enseñar demanda la posesión de un instrumental tecnológico y de una bibliografía que no puede ser adquirida por una persona que devenga un salario de 4 ó 6 mil pesos mensuales.

Hace unos meses, este redactor se enteró a través de la emisora Radio Francia Internacional que el mundialmente famoso Instituto Pasteur iba a instalar una dependencia en Asunción, Paraguay, mediante un acuerdo entre el gobierno galo y el paraguayo. En ese instituto de investigaciones científican laboran científicos paraguayos y franceses. El gobierno francés cubre los gastos de ese instituto con recursos provenientes del pago de la deuda bilateral que tiene Paraguay con Francia. A ese tipo de acuerdo podríamos llegar nosotros con unos de nuestros acreedores.

Sin recursos económicos suficiente y sin maestros bien formados y bien pagados es poco lo que podemos hacer para mejorar la educación.

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