Una educación verdaderamente inclusiva ¿para cuándo?

Una educación verdaderamente inclusiva ¿para cuándo?

El pasado 28 de julio, un grupo representativo de personas con discapacidad concluyó frente al Ministerio de Educación una campaña denominada “EducacióM se escribe con M” que aludía al apartado de la Ley de Educación que manda al Estado dominicano a garantizar el acceso igualitario de todas las personas sin importar su condición.

De manera innovadora se presentaron una serie de demandas a través de un manifiesto construido por las propias personas con discapacidad desde sus vivencias, inclusive, algunos de ellos compartieron testimonios con la prensa narrando sus propias dificultades para acceder a una educación verdaderamente inclusiva. A pesar, reconocían, de que el MINERD ha hecho esfuerzos para garantizar la inserción en las aulas de personas con discapacidad, todavía falta hacer mucho trabajo.

Los esfuerzos deben estar encaminados en múltiples direcciones, no solo en una accesibilidad física. De hecho, con la construcción de nuevas escuelas, muchas poseen rampas y barandas que evidencian el interés de las autoridades de tomar en cuenta las necesidades de los y las estudiantes con discapacidad físico-motora. Pero lo más difícil es eliminar las barreras actitudinales, es decir, aquellos comportamientos de las autoridades del recinto escolar que no permite garantizar la plena inclusión de los alumnos.

Es cierto, que vivimos en un país donde lo común conforta y enorgullece. Incluso a veces, lo diferente te estimula. Pero cuando hablamos de hacer sentir a un niño/a con discapacidad, que no hay nada diferente que le impida estudiar junto a sus compañeros/as, surgen múltiples interrogantes. Considero que lo común, debería ser una escuela incluyente, donde lo diferente encierre grandes oportunidades de aprendizaje.

 

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