Las tensiones entre Israel y el grupo militante libanés Hezbolá alcanzaron este domingo su punto más alto en casi dos décadas.
El ejército israelí lanzó un «ataque preventivo» con unos 100 aviones abriendo fuego contra “miles de lanzaderas” de cohetes en 40 zonas de Líbano, en su mayoría en el sur del país.
Las fuerzas armadas de Israel describieron el ataque como una acción «preventiva», pues alegan que Hezbolá se estaba preparando para disparar cohetes hacia Israel.
“Esta mañana detectamos preparativos de Hezbolá para atacar a Israel. Junto con el ministro de Defensa y el jefe del Estado Mayor, ordenamos a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) iniciar una acción para eliminar la amenaza”, aseguró el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu al inicio de una reunión con el gabinete de seguridad convocada de urgencia.
Asimismo, al menos dos personas resultaron heridas en los ataques: un ciudadano libanés y un sirio, de acuerdo a la misma fuente.
Hezbolá dijo más tarde que había disparado cientos de cohetes contra objetivos militares el norte de Israel, calificándolo de «fase uno» de un ataque de varias etapas en represalia por el asesinato el mes pasado de uno de sus altos comandantes. No se han reportado víctimas en Israel.
Tras dos horas de fuego cruzado, Hezbolá afirmó haber disparado más de 320 cohetes hacia Israel, cuyo gobierno informó de la muerte de un soldado en el norte del país.
Este intercambio marca una importante escalada de tensiones entre Israel y el grupo armado chiita respaldado por Irán, siendo el enfrentamiento más grave desde la guerra que protagonizaron en 2006.
El portavoz militar de Israel, Daniel Hagari, justificó el ataque de su país como «un acto de legítima defensa«.
El ejército israelí precisó que unos 100 aviones de combate habían «atacado y destruido miles de lanzacohetes de Hezbolá».
Según las FDI, la mayoría de los lanzadores de Hezbolá apuntaban al norte de Israel, y algunas estaban dirigidos hacia el centro del país.