Una especie en vías de extinción

Una especie en vías de extinción

Terminada la Revolución de Abril con la grosera intervención norteamericana, el Acuerdo Institucional y el advenimiento del Gobierno Provisional, su Presidente,   Dr. Héctor García Godoy (1965) se propuso introducir un programa de reforma  estructural y sistémica  integral en el aparato administrativo del gobierno que privilegiara un modelo institucional de organización y administración racional  impuesto en otros países de la región. Para ello obtuvo el asesoramiento   y asistencia  de Naciones Unidas (José-Pepe- Jácome) la AID (Ormasa) y un selecto grupo de consejeros (Ing. Tomás Pastoriza) y colaboradores. 

Se creó el Secretariado Técnico de la Presidencia, que fungiría como Secretario Ejecutivo del Consejo  Nacional de Desarrollo y  bajo su dirección las oficinas nacionales de Planificación, Presupuesto, Estadísticas y Administración de Personal (ONAP)  recién creada.

El Gobierno Provisional tuvo la fortuna de contar con el Dr Gustavo Wiesse Delgado, experto administrativista, cedido por la ONU, para encabezar el Secretariado  Técnico  y cuatro de los primeros egresados de la Universidad de Puerto Rico, con grado de  Maestría en Administración Pública, (Raymundo Amaro Guzmán, Víctor Melitón Rodríguez, Eliana Puig y Luis Scheker Ortiz) a los que se sumaría un staff profesional y técnico de primera línea: Cristóbal Gómez Yangüela, Teobaldo Rodríguez,  Marco Rodríguez, Ivelisse  Acevedo, Ney Díaz Newman, Frank Roca, Eduardo Caballero, María Duval, Liris Zorrilla, además  de asesores cedidos mediante acuerdo con la Escuela de Administración de la UPR.

Eran tiempos difíciles y de grave incertidumbre, pero prevalecía una mística y una fe en el cambio necesario que  habría de venir que superaba todos los riesgos y obstáculos previsibles.  Esa ilusión   se vino abajo con la llegada al poder del Dr Joaquín Balaguer (1966) un líder  autocrático con un concepto arcaico (aún prevaleciente) del  Estado patrimonialista y clientelar alentado  por  su desmedido afán de perpetuarse en el   poder a cualquier costo. Solo los dinosaurios sobrevivieron. Se resignaron a lo posible,  aletargando su muerte con un  sueño  que no llegó. 

De ellos guardo recuerdo y  rindo tributo porque  hicieron  votos de pobreza y de dignidad, honrando   la función pública, haciéndola  un santuario,   un sacerdocio donde se va a servir a los demás con humildad y decoro,  no con prepotencia  y abuso;  a dar y sacrificarse,   no ha enriquecerse e envilecerse con  ventajas indebidas; a trabajar con dedicación y eficiencia, por amor al país, a la familia,  por quienes  saben apreciar socialmente, en un mundo corrupto,  el valor de los principios éticos y morales. Una especie en vías de extinción.

De todos ellos, brindo hoy por el dinosaurio mayor: Raymundo Amaro Guzmán,   a quien el INCAP ofreciera  un sentido  homenaje, encabezada por su Director Ogando Medina y por el dilecto amigo Ventura Camejo, Ministro de la Función Pública, siendo reconocido  como “Padre de la Administración Pública  en RD”. Méritos no le faltan.

Mas en un país donde tenemos tres Padres de la Patria; un Benefactor, Padre de la Patria Nueva; un Padre de la Democracia, y otros tantos aspirantes,   yo,  que le conozco, sé que humildemente  prefiere que le sigamos viendo  como el eterno Quijote que lucha contra molinos de viento;  el ingenuo Sembrador que no se cansa de regar semillas por doquier porque: “Hay que vivir sembrando, siempre sembrando.”  

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