Una esperanza de vida para adictos con VIH

Una esperanza de vida para adictos con VIH

POR MIRFAK ROWLAND
Randolfo Peralta es un joven dominicano de 34 años, viudo y padre de cinco niñas, quien desde hace tres años enfrenta la situación de ser portador del virus del VIH. Este joven no sólo está luchando contra este padecimiento, sino que además quiere dar otro rumbo a su vida, luego de ser adicto, por más de 20 años, a sustancias como la marihuana, heroína, cocaína y crack.

Confiesa que, luego de haberse enterado de que era portador del VIH, se sumió aún más en la drogadicción, como una forma de evadir su realidad, realidad que hoy en día asume con responsabilidad y que no le ha impedido continuar con su vida y luchar, como terapeuta, por la recuperación de personas con su misma condición.

Según él, su deseo de vivir y de ayudar se lo debe al apoyo que ha recibido por parte de los miembros de una institución sin fines de lucro que procura brindar cariño, atenciones especializadas, educación y protección a adictos a estupefacientes que son portadores del VIH, con la finalidad de reintegrarlos a la sociedad.

“Hogar Crea Esperanza de Vida” es un centro especializado en tratamientos a las personas que son portadoras del VIH y que también son adictos a las drogas.

Este Hogar, fundado en febrero del presente año, es el fruto de una iniciativa por parte de miembros de Hogar Crea Dominicano, y en la actualidad alberga a 35 varones, con edades entre los 18 y 44 años, de los cuales cuatro ya han desarrollado la enfermedad del sida y reciben atenciones especializadas.

Según Ricardo Maldonado, miembro voluntario y director clínico de la institución, los pacientes que ingresan al Hogar son captados al momento de entrar a los demás hogares para adictos a sustancias alucinógenas, “ya que para poder alojarlos allí, es obligatorio el sometimiento de los mismos a algunas pruebas, entre éstas las de VIH, y cuando resultan positivos, se les refiere a este centro”. 

Indicó que hasta ahora no se ha registrado ningún fallecimiento en el Hogar, al tiempo de resaltar que, por el contrario, los pacientes han mejorado su salud, debido a un aumento en sus defensas, gracias a las vitaminas y medicamentos, entre estos antirretrovirales, que les suministra el Instituto Dominicano de Virología.

Este mismo instituto, según él, es el que se encarga de atender a los internos al momento de desarrollar la enfermedad, atención que es asumida por expertos en estos padecimientos.

En cuanto a la alimentación de los internos, Maldonado resaltó que la misma es  suplida por los demás hogares, y se adecúa a sus necesidades alimenticias, pero lamenta que hasta ahora ninguna institución pública o privada haya querido colaborar con el suministro de los mismos, lo que dificulta el buen desenvolvimiento de la institución. Además de agregar que son muy pocos los familiares de los internos que colaboran.

Una precaria situación

En lo referente al aspecto económico, Maldonado expresó su pesar ante la precaria situación económica que los aqueja, la cual les impide cubrir con constancia los pagos de impuestos como agua, luz, teléfono, entre otros, hasta el punto de que, según él, están siendo desalojados de la casa que ocupa el centro, la cual es alquilada y se encuentra ubicada en la urbanización Vista Hermosa, en Santo Domingo Este, situación que pone en peligro la estabilidad del Hogar.

“Actualmente no estamos recibiendo ningún apoyo por parte de las entidades gubernamentales y privadas encargadas de colaborar con este tipo de instituciones. Sólo la Secretaría de Estado de la Juventud ha colaborado, responsabilizándose a cubrir los gastos correspondientes al alquiler de la casa que aloja el centro, pero desde hace cinco meses se han retrasado con el pago de la renta, adeudando a los propietarios alrededor de sesenta mil pesos,  por lo que ahora mismo estamos siendo desalojados y no sabemos a dónde iremos a parar”.

De vuelta al hogar

El funcionario destacó que, después de rehabilitados, los internos  tienen la opción de retirarse a sus casas o de quedarse colaborando en el hogar. “A los que optan por retirarse le damos seguimiento mediante un monitoreo de su salud y de su comportamiento para que no vuelvan a caer en las drogas y para que no transmitan el virus a otras personas.

Mientras que los que optan por quedarse participan en un programa de reeducación en el que se les enseñan diversos oficios, se les reeduca, se les orienta y se les capacita en torno a la realidad de sus padecimientos, con la finalidad de reintegrarlos a la sociedad. Al terminar el programa, los pacientes reciben reconocimientos por su desempeño y los más destacados pasan a formar parte del equipo terapéutico”.

Agregó que los que pasan a formar parte del equipo terapéutico procuran colaborar con la rehabilitación de sus compañeros, cuidando de su salud y procurando que los mismos sólo tengan contacto sexual con sus respectivas parejas, muchas de las cuales también están infectadas con el virus y a las que también se les da seguimiento externo.

“Queremos hacer un llamado a la población y a las instituciones pertinentes para que se unan a esta causa. Lamentablemente, no se le está dando la importancia debida a nuestro Hogar.

Estos jóvenes están aquí recluidos porque quieren reintegrarse a la sociedad y quieren luchar contra la discriminación y el rechazo que sufren por ser víctimas de la drogadicción y el sida. Es nuestro deber colaborar con ellos, ya que con sus acciones de cada día dicen sí a la vida y no a las drogas”, puntualizó Maldonado.

Sobre la Ley 50-88

La Ley 50-88 sobre Drogas y Sustancias Controladas, en su artículo número 76 establece que “las sumas provenientes de las multas impuestas por las violaciones a la presente Ley, los derechos de los Certificados de Inscripción pagados, así como el producto de las ventas de los bienes incautados, serán destinados para financiar las actividades de las instituciones públicas y privadas legalmente establecidas para desarrollar e implementar programas de prevención, rehabilitación y educación, contra el uso, abuso, consumo, distribución y tráfico ilícito de drogas y sustancias controladas en la República Dominicana, así como de cualquier otra institución pública o privada legalmente establecida para la implementación de programas de salud”.

En el referido artículo, dicha ley establece que es el Consejo Nacional de Drogas el organismo encargado de la distribución de los fondos obtenidos del producto de las ventas de los bienes y de las sumas provenientes de las multas impuestas por las violaciones a esta ley y de los derechos de los Certificados de Inscripción pagados, de los cuáles corresponde un 15 por ciento a “las instituciones dedicadas a la regeneración de los adictos a las drogas”.

“Hogar Crea Esperanza de Vida” es, según su director, “una institución sin fines de lucro dedicada a rehabilitar a los adictos a los estupefacientes que son portadores del virus VIH, facilitándoles alojamiento, educación y protección, con la finalidad de insertarlos como nuevos individuos en la sociedad”.

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