Una estructura política
que se desmorona

Una estructura política<BR> que se desmorona

Una inmensa mayoría de los dominicanos estamos siendo testigos de excepción al contemplar el esfuerzo desesperado de un grupo de políticos para no perder el disfrute del poder y están recurriendo a las maniobras extrañas del quehacer político, merecedoras de un análisis profundo de los politólogos.

El grupo remanente de lo que fuera el poderoso Partido Reformista Social Cristiano en las últimas cuatro décadas del siglo XX, ha estado pataleando y amenazando con supuestas derrotas al PLD, si desiste de cargarlos como aliados en las elecciones de mayo, ya que perderían su actual cuota de legisladores, alcaldes y regidores.

La estrategia política que ha utilizado el PRSC, para mendigar integrarse a la boleta morada, deja muy mal parados a los ideólogos colorados, que van a contra marcha de cualquier teoría política moderna. Solo su desesperación se visualiza como una urgente necesidad de no quedarse fuera del pastel gubernamental.

En este siglo XXI, lo que ha visto el país en los pasados seis años de los gobiernos del PLD y también en los cuatro años del PRD, es que los reformistas han disfrutado de importantes ministerios y agencias gubernamentales, desde los cuales han podido controlar y dispensar nombramientos a sus seguidores, establecer nominillas y elaborar para forjarse un futuro político, contando con la vista gorda del PLD, que los ve actuar y los deja sin exigirles cuentas.

Los reformistas son una gran desilusión para el país. Se esperaba contar con un contra peso frente a dos partidos, supuestamente de izquierda y liberales, como el PRD y PLD, nacidos de una misma mente, pero que en su quehacer se han corrompido y adquirido todos los vicios de los políticos criollos, de buscar con angurria el disfrute pleno del poder, no importando si era necesario aliarse con cualquier fuerza oscura para alcanzar las metas esenciales del bienestar y poder económico.

El aglutinante del reformista, que lo fue su líder el doctor Balaguer, logró mantener una cohesión apoyada en las ambiciones de los hombres y mujeres para de esa manera, al dar de comer al boa, aseguraba su permanencia en el poder, que por 22 años lo hizo en base a sus marrullas e inteligencia.

Los reformistas soltados en banda, como una chichigua con las brisas de Cuaresma, comenzaron su agonía y descenso en las simpatías populares, para ir a mendigar un arrimo a lo que oliera a poder en los nuevos partidos mayoritarios. Tanto el PRD como el PLD fueron objeto de los coqueteos de una masa de dirigentes colorados, temerosos de perder el disfrute del erario.

La gran masa de dominicanos, sumamente conservadora en su búsqueda de paz y estabilidad política, quedó huérfana ante el colapso reformista. Los ideólogos del PRD y del PLD derechizaron a sus partidos para hacerse potables a una masa electoral conservadora y contar con ella en las elecciones. El éxito del PLD, pese a sus orígenes marxistas y revolucionarios, es haber alcanzado el disfrute del poder por ese giro en sus objetivos de 1973. Los ideólogos del reformismo, huérfano de su líder, no supieron captar el deseo de la población y prefirieron dar el ejemplo de su desesperado afán de no quedarse fuera del pastel gubernamental y aliarse con quien sea para alcanzar esa meta.

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