Una Europa desunida recibirá en Oslo el premio Nobel de la paz

<P><STRONG>Una Europa desunida recibirá en Oslo el premio Nobel de la paz</STRONG></P>

BRUSELAS. AFP. La Unión Europea (UE), muy afectada por la crisis, incapaz de ponerse de acuerdo sobre su presupuesto y dividida en el plano diplomático, no proyectará una imagen de unidad en Oslo el lunes cuando reciba el premio Nobel de la paz.  

Varios dirigentes europeos, entre ellos el primer ministro británico, David Cameron, estarán ausentes de la ceremonia, señal clara de una falta de entusiasmo por el proyecto europeo, pese a que la UE está preparada para agrandar la familia a 28, con la entrada de Croacia.  

«No voy a ir… Habrá suficiente gente para recibir el premio», dijo irónico Cameron en octubre.  

Para una parte de la opinión pública, la UE se ha convertido en un «monstruo burocrático». En el continente crecen los partidos populistas y euroescépticos.  

La sorprendente atribución a la UE del Nobel de la paz tampoco ha sido del agrado de todos, sobre todo si se tiene en cuenta que el bloque atraviesa una crisis que está poniendo a prueba la solidaridad entre los países ricos del Norte, y los endeudados del Sur, sometidos a una serie de draconianas curas de austeridad que no hacen más que empobrecerlos.  

Varios ganadores del Nobel, entre ellos el arzobispo sudafricano Desmond Tutu o el líder histórico del sindicato polaco Solidaridad, Lech Walesa, han criticado la elección del Comité Nobel.  

Paradójicamente, el premio se atribuye en un país, Noruega, que se ha negado en varias ocasiones, por referéndum, a incorporarse a la UE.  

Las frecuentes reuniones, a veces muy tensas, que se suceden desde 2009 para tratar de resolver la crisis de la deuda han sacado a la luz las dificultades que tienen los 17 países de la zona euro para llegar a acuerdos.  

Grecia se ha salvado de la quiebra gracias a la solidaridad de sus socios, pero el precio que está pagando es insoportable a nivel social.  

La tasa de desempleo va a «llegar y superar el 26% en 2013 y 2014», a causa sobre todo de una recesión sin precedentes en tiempos de paz, acaba de anunciar el Banco de Grecia.  

El reciente fracaso de los jefes de Estado y de gobierno europeos para dotarse de un presupuesto para 2014-2020 no hace más que empañar la imagen de una Unión ya salpicada por la impotencia.

 A principios del próximo año los mandatarios volverán a reunirse para tratar de buscar un compromiso, pero las posiciones de unos y otros parecen de momento irreconciliables.  

El espectáculo de desunión se volvió a vivir esta semana ante la incapacidad de los ministros de Finanzas de ponerse de acuerdo sobre la supervisión bancaria, primera etapa indispensable del proyecto de profundización de la Unión Europea.  

En el plano diplomático, la UE tampoco suele hablar con una sola voz.

 El ejemplo más reciente fue el voto de la Asamblea General de la ONU del estatus de Estado observador no miembro de Palestina.  

La UE, que pretende jugar un papel clave en la región, estaba dividida: 14 Estados, entre ellos Francia y España, votaron a favor, 12 se abstuvieron, entre ellos Alemania y Reino Unido, mientras que la República Checa votó en contra.  

«La incapacidad de adoptar posiciones comunes sobre tantos asuntos desacredita la acción europea en el plano internacional y socava nuestra influencia», dice Didier Reynders, ministro de Relaciones Exteriores de Bélgica, uno de los seis Estados fundadores de la UE.  

En el plano simbólico, está excluido que París o Londres cedan su silla permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para que pueda entrar la UE.

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