San Cristobal.  Cada vez es peor la situación de una familia residente en el barrio Moscú, de esta ciudad, pues el sol que para muchos trae un nuevo día, para ella es una pesadilla en medio de la miseria.

“Nosotros comemos de lo que nos dan”  dijo Corina Estévez Rojas, de 66 años, esposa de Ramón Delgado de 75, con quien procreó seis hijos, de los cuales solo uno vive con ellos y es quien los mantiene de lo poco que gana trabajando en un ventorrillo.

Según contó Delgado, llegaron al barrio Moscú después del paso de la tormenta tropical Nouel, que les destruyó la casa donde vivían en la comunidad de El Guineo. Explicó que su esposa fue operada del corazón hace tres meses y que no debe hacer oficios pesados, pero tiene que hacerlos por obligación.

Eran las 12 del mediodía y aún no tenían qué comer y tampoco habían buscado el combustible para el anafe en el que cocinan. Corina se lamentaba de que  hace un mes que no lava, porque le duelen mucho los brazos y  el médico la mandó a reposar.

Pidió a las autoridades que extiendan su mano amiga porque el techo se les va a caer encima, las camas deterioradas porque cada vez que llueve se mojan. “El séptico del baño ya no aguanta más, yo quisiera hacer algo pero  el que no tiene cuartos es como el que no vive” manifestó.

Su “rancheta” está ubicada en la calle J, número 6, del  barrio Moscú. Estévez añadió que el dinero que su hijo le da lo gasta en medicamentos. Su esposo tenía unas tierras en el campo pero después de la tormenta se llenó de malezas y  para ir y se gasta más en transporte, que lo que pueden traer.