Es uno de los temas de los que menos se habla aunque resulta de urgencia para el desarrollo de largo lazo de la República Dominicana y para que esta pueda alcanzar una inserción clave en la región del Caribe.  Aunque es un tema que se pasa por alto en toda reunión – discusión entre especialistas, estrategas, funcionarios, estadistas e incluso entre empresarios, no tengamos la menor duda de que la mayoría de estos últimos están conscientes de la pertinencia de este tema.

Sin embargo, no se introduce en la agenda, quizás por incredulidad sobre su vialidad, el pesimismo sobre la disponibilidad de recursos y, posiblemente, por la aprehensión de que con toda seguridad cuando se empiece a hablar en serio sobre la creación de una flota mercante nacional habrán de surgir los franco tiradores de siempre que cuestionan y deslegitiman cualquier propuesta nueva sin importar lo racional y pertinente de la misma.

Es verdad, no es una empresa fácil y habrá de requerir de importantes recursos, pero el impacto que tendría en la elevación de los niveles de competitividad de las exportaciones nacionales y el rol que jugaría en la colocación de la República Dominicana como un centro regional de carga serian de alcance estratégico para el empresariado nacional y para todo el país.

Aunque se dice poco no se puede ignorar y seguir tolerando de que la economía nacional quede engrampada en un monopolio de las conexiones comerciales marítimas que nos hacen victimas de niveles de fletes abusivos.

Los recursos podrían venir por una mezcla eficiente y viable de los sectores públicos y privados y preferentemente ser gerenciado por el empresariado nacional. No se tenga dudas de que se abaratarían los costos y se elevarían sustancialmente nuestro techo de competitividad con un inmediato efecto en el aumento de las exportaciones.

Ya en ocasiones anteriores he expresado  que la RD debe potenciar la realidad de encontrarse en el corazón de una subregión integrada por una gran cantidad de pequeñas islas estados que por la reducida escala de sus economías, consecuentemente, los montos de exportaciones e importaciones individuales son muy bajos lo que les hace muy oneroso la contratación de fletes. Una solución para ellas y un potencial estratégico para la RD es convertirnos en un centro de acopio y distribución de carga con lo cual se abaratarían los costos para el Caribe y se proyectaría con mucha fuerza la RD.

La flota en cuestión podría se de 5 o 6 naves y de tonelaje relativamente bajo para que pueda suplir las necesidades de la región. A no ser que optemos, a la vez, por otra opción de grandes posibilidades y para las cuales disponemos de condiciones excepcionales: una flota de bandera de conveniencia. De esto hablaremos en nuestro próximo trabajo.