Una forma de turismo  que se ajusta a la crisis

Una forma de turismo  que se ajusta a la crisis

EFE- REPORTAJES. Decenas de páginas web albergan contactos que ofrecen alojamiento en casas particulares de forma gratuita o a cambio de otras viviendas. Es una forma de viajar que está calando hondo en tiempos de crisis. Y, además, permite conocer gente, nuevas culturas y aprender idiomas.

Web. Internet ha propiciado que surjan estos negocios de intercambio de alojamientos para turismo. Esta es la forma más barata y cómoda de recorrer el mundo sin pagar alojamiento y poder sentirse como en su propia casa.

Este fenómeno comenzó en el mundo universitario en Gran Bretaña: había profesores que tenían que cambiar de universidad a mediados de los años cincuenta, y empezaron esta.

Así, esta filosofía de intercambio se extendió por la Commonwealth y, a mediados de los setenta, se hizo popular en Estados Unidos con la aparición de revistas exclusivas de intercambio. Luego, con Internet, en los noventa, se hizo popular entre las clases medias.

El perfil de las personas que eligen esta opción suele ser el de profesionales con un nivel de vida medio y medio-alto.

Jaime Velasco-Astete, creador de “Gabinohome.com”, uno de estos populares sistemas de intercambio, advierte que no existe un negocio como tal: “El negocio para los soportes publicitarios consiste en cobrar por el anuncio, pero el usuario puede probar con dos anuncios gratis durante un periodo de tiempo limitado. Si en el futuro les interesa, pueden pagar para tenerlo publicado constantemente todos los años”.

Zoom

Amigos por el mundo

Otro tipo de negocio cercano a esta filosofía es el del “couch surfing”: además del interés por el alojamiento, también se quiere entablar amistades con gente de otros países o regiones interesados en viajar sin necesidad de alojar o ser alojado. En este sentido, su funcionamiento es cercano al de una red social.                                             

Diego de la Morena y Amanda Aloisio son una pareja que decidió probar suerte con “couch surfing”. Para Amanda, la experiencia no pudo ser más gratificante: “Elegí este sistema porque tenía amigas que ya lo habían hecho. Queríamos ir a Milán con el menor coste posible, así que fuimos a casa de un milanés, y la experiencia fue más satisfactoria que la de ir a un hotel”.

Reconocen que la mejor experiencia fue el conocer gente: “El chico que nos alojó escuchaba música todo el día y tenía un perro enorme con el que jugábamos. Estoy seguro de que repetiremos”, sentencia Diego.

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