Una frontera de debilidades

Una frontera de debilidades

Porosa, desconcertantemente penetrable en una y otra dirección, la frontera no es sólo ya la puerta grande para que inmigrantes ingresen ilegalmente desde Haití o para que vayan o vengan traficantes de armas, drogas y otros codiciados artículos. Ahora los propietarios de ganado de las inmediaciones de esa mal llamada línea divisoria revelan que las reses que les roban por montón van a parar al país vecino en un tráfico infame, del que señalan como cómplices evidentes  a algunas autoridades. Es decir: en la vigilancia sobre la frontera, el soborno sigue teniendo un poder que echa por el suelo el respeto a leyes, reglas y órdenes superiores.

Ante tan persistente y vergonzosa debilidad  de mecanismos de fuerza del Estado, base jurídica y del  principio de autoridad de la nación, el gobierno tiene que revisarse a fondo y mostrar una voluntad política  que ha estado ausente, hecho que puede ser considerado la causa primigenia  de la ineficacia de controles sobre el borde occidental del territorio nacional. Mientras no exista una estricta delimitación entre los dos países que compartimos la isla, no podremos aspirar a  la coexistencia y a un progreso común en el que estemos juntos pero no reburujados.

Mucho más que reclamo salarial

Una confrontación que ha ido para largo entre médicos y gobierno obliga a reclamar un cambio de actitud de quienes  manejan la Cosa Pública, que no deberían insistir  en enfocar el asunto como mero y egoísta reclamo de aumento salarial ante el cual basta con decir que “no hay dinero” para satisfacerlo. Lo primero es que la sucesión de huelgas y la rebeldía de profesionales y paramédicos está constituida, de un tiempo a esta parte, en un problema mayor del sistema asistencial. Esos recursos humanos, técnicos y científicos, tienen que ser considerados  como la verdadera espinal dorsal de la red hospitalaria pública. ¿No son merecedores entonces de algún cambio en la programación de gastos e inversiones para reafirmarlos como servidores públicos esenciales para la sociedad?

Eso de que “no hay dinero” carece de sinceridad  en voz de cualquier funcionario  de un Estado en el que se ejerce mucho la discrecionalidad para asignar buenos sueldos a conveniencia de estrechas visiones personales y en el manejo de recursos que suelen aparecer en abundancia en áreas de protagonismos y preferencias personales, al margen de auténticos planes nacionales de asistencia a la comunidad y de desarrollo.

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