Una frontera en la que no creen sus senadores

Una frontera en la que no creen sus senadores

Doce mil militares que no han marcado un antes y un después en hacer respetar el límite territorial con Haití puesto a su cargo y que no habría eliminado los cobros de peajes percibidos por efectivos apostados en cada tramo de largas rutas por las que siguen adentrándose al territorio nacional miles de inmigrantes sin un papel que diga quiénes son.

Parecería exagerado si la afirmación no proviniera de algunos de los cinco senadores de las provincias limítrofes que además se quejaron de la expedición masiva y sin protocolo de visas para haitianos, puestas en venta al mejor postor hasta con letreros de carreteras.

Al exponer en el almuerzo semanal del Grupo de Comunicaciones Corripio causaron la impresión de que la extensa franja adyacente a la frontera de casi 400 kilómetros resulta diferente a como la describen boletines y proclamas oficiales de mucha satisfacción con los controles.

Tan postrada y fuera de régimen por debilidades de ejercicios de autoridad como anteriormente, en aporte a la distorsión demográfica que pone en manos de fuerzas laborales extranjeras la agricultura y la construcción, entre otras ramas, subordinación peligrosa para la soberanía nacional.

Queda denunciada con legitimidad legislativa la poca eficacia de mecanismos que deben restringir y organizar documentalmente la presencia de inmigrantes que deforman las relaciones de producción y presionan considerablemente los servicios públicos llenando hospitales.

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