Una fuerza de masas atípica

Una fuerza de masas atípica

En medio de la fuerte pugna interna de los perredeístas, llega el 51 aniversario de la llegada al país de los comisionados del PRD para iniciar la apertura democrática en un medio todavía conmovido por la muerte de Trujillo, que por 31 años mantuvo en su puño de hierro todas las voluntades nacionales. Y que ahora quieren llevar sus ambiciones a las calles para involucrar a todo el mundo.

 Los dirigentes del Falpo, el combativo grupo de movilizaciones violentas en determinadas comunidades del Cibao Central, tienen que estar muy preocupados, ya que probablemente tendrán una feroz competencia de un grupo del PRD que todavía quiere radicalizar su derrota electoral,  pretendiendo traducir su inconformidad con movilizaciones frecuentes y justificar sus frustraciones.

En el PRD se han desatado las urgencias de la hora, cuando muchos dirigentes colocaron todas sus esperanzas de que volverían al poder, y con tantas ilusiones que ya habían conformado diversos gabinetes con los puestos que disfrutarían al retornar al mismo.

Transcurridas 48 de horas de la celebración de las elecciones, las huestes del candidato perdedor comenzaron a preocupar al país, ya que con sus pataleos amenazaban con rayos y centellas al país.  Todavía queda en una nebulosa  los acontecimientos que supuestamente iban a ocurrir en la tarde del día  22 de junio,  que afortunadamente no pasó de un conato de desahogo en el parque Independencia.

Sin embargo, con la convocatoria llevada a cabo el pasado viernes primero de junio, en donde se sancionaron los dirigentes perredeístas acusados de la derrota del día 20, y el contra ataque de las fuerzas afectadas, se comenzó a configurar un panorama de frustraciones al que el Tribunal Superior Electoral le puso la tapa  al pomo en contra de lo que  previamente habían  adoptado la facción de Mejía para apoderarse  del PRD.

 La historia del PRD está marcada, desde su fundación en 1939, por constantes escisiones por el ego de los políticos que se han incorporado a la mayor fuerza de masa que explosionó en 1962, cuando sus primeros tres dirigentes  que llegaron al país cada uno tomó luego su propio camino. De  ahí las rencillas y confrontaciones de liderazgo, que en las últimas cuatro décadas del siglo XX fueron el condimento para el surgimiento de facciones, en que la más exitosa fue la conformación del PLD.

La opinión pública sensata ha reaccionado con severas críticas al propósito de caotizar al país, con una agitación constante de movilizaciones, tal como lo hace el Falpo  en el Cibao.

La frustración de los perredeístas es justa, ya que por muchos meses lideraban las encuestas, y ya cerca de las elecciones,  en enero de este año, se barajaban los gabinetes con los nombres de los dirigentes de vieja data, así como algunos jóvenes  que están haciendo méritos en su accionar partidario. Estos,  poco a poco, están desplazando a unos políticos, que si bien conservan sus méritos de muchos años, ya su vigencia caducó,  dejando detrás a un partido que merecía  un mejor destino para no seguir defraudando a su gran militancia.

Definitivamente la historia del PRD, con sus escisiones históricas, está inscrita en la tradicional vida de los partidos políticos  que con tantos líderes y jefes es imposible mantener una fuerza aglutinada por mucho tiempo y la historia los señala como los artífices del ancestral atraso dominicano. 

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