¿UNA GENERACIÓN DE SORDOS?

¿UNA GENERACIÓN DE SORDOS?

Se habla de pérdida auditiva cuando una persona no tiene la capacidad de escuchar bien de uno o ambos oídos. Esta se produce como resultado de daños y/o disfunciones en una o más partes del oído; y puede ser leve, moderada, grave o profunda.
Este padecimiento afecta a gente de todas las edades, sin embargo, su incidencia aumenta con la edad, puesto que la pérdida de audición es una consecuencia natural del envejecimiento. Provoca, incluso, que aproximadamente 314 de cada 1,000 personas mayores de 65 años sufra de esta condición.
No obstante, en los últimos años se ha detectado que cada vez más jóvenes experimentan problemas de audición.
De acuerdo a un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de mil cien millones de jóvenes en el mundo están en riesgo de sufrir pérdidas de audición a causa de prácticas inseguras de escucha, como usar dispositivos electrónicos y auriculares reiteradamente.
El estudio alerta que actualmente ya hay más de 43 millones de adolescentes y jóvenes de entre 12 y 35 años con discapacidades auditivas.
Asimismo, indica que en los países de ingresos medios y altos, casi el 50% de los jóvenes en este rango de edad escuchan sus dispositivos electrónicos (MP3, teléfonos móviles y otros) a niveles inseguros y cerca de un 40% de ellos están expuestos potencialmente a niveles excesivos de ruido en discotecas, bares y eventos deportivos.
“Cuando se está expuesto a ruidos fuertes durante un período largo de tiempo es posible que poco a poco se comience a perder la audición. Como el daño causado por la exposición al ruido suele ser gradual, tal vez no lo note o ignore las señales de la pérdida de audición hasta que sean más notables. Con el tiempo, los sonidos pueden distorsionarse o escucharse débiles. Es posible que resulte difícil entender a otras personas cuando le hablan o que tenga que subir el volumen del televisor”, señala la otorrinolaringóloga Adel Mejía Santana.
La doctora destaca que uno de los primeros síntomas es el tinnitus, es decir, oír un timbre, silbido, zumbido o rugido en los oídos o la cabeza.
Este puede desaparecer con el tiempo, pero a veces continúa -de manera constante u ocasional- a lo largo de la vida.
Volumen adecuado. “El nivel sonoro que podemos soportar depende de varios factores. Entre ellos: el tipo de ruido, la distancia de la fuente sonora y el tiempo de exposición”, apunta la especialista del Centro Médico Otorrino y Especialidades.
Afirma que el volumen de salida del sonido de los dispositivos puede oscilar entre los 75 y 130 decibeles a su volumen máximo.
Mejía Santana refiere que un informe de la OMS recomienda no utilizar más de una hora al día estos dispositivos, siendo el límite el 60% del volumen máximo del reproductor del sonido.
Sostiene que el oído humano puede tolerar 55 decibeles sin ningún daño a su salud. Y dependiendo del tiempo de exposición, ruidos mayores a este nivel pueden provocarnos malestares físicos.

“Se considera que 85 decibeles durante un máximo de 8 horas es el nivel límite de exposición sin riesgos que el ser humano puede asumir. El espacio de tiempo admisible disminuye a medida que la intensidad del sonido aumenta”, considera la especialista en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades que afectan al oído, nariz y garganta.

¡A cuidar la salud auditiva!

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda:

1- Respetar los niveles seguros de exposición al ruido. Determine el volumen exento de riesgos en su aparato de audio personal ajustando el volumen a un nivel cómodo en un ambiente tranquilo, de modo que no supere el 60% del volumen máximo.
2- Utilizar tapones para los oídos. Cuando vaya a un club nocturno, discoteca, bar, evento deportivo u otro lugar ruidoso, utilice tapones para proteger los oídos. Si se colocan bien, pueden ayudar a reducir el nivel de exposición al ruido de forma considerable.
3- Utilizar cascos o auriculares que se ajusten bien y, de ser posible, que aíslen del ruido del entorno. Si se ajustan bien, los cascos y los auriculares permiten escuchar música con claridad a volúmenes bajos y cuando aíslan del ruido del entorno permiten escuchar el sonido a un volumen más bajo del que sería necesario en caso de no ser aislantes.
4- Limite el tiempo que dedica a actividades ruidosas. La duración de la exposición al ruido es uno de los principales factores que contribuyen al nivel total de energía acústica. Existen formas de minimizar la duración.
5- Hacer breves descansos auditivos. Cuando vaya a un club nocturno, discoteca, bar, pub, evento deportivo u otro lugar ruidoso, haga breves descansos auditivos para reducir la duración total de la exposición al ruido.
6- Alejarse de los ruidos fuertes. En lugares ruidosos, manténgase lo más lejos posible de fuentes de sonido como los altavoces. Trasladarse a lugares más silenciosos dentro de un local puede reducir el nivel de exposición.
7- Limitar el tiempo diario de utilización de los aparatos de audio personales. Aunque es importante mantener el volumen bajo, la limitación del uso de aparatos de audio personales a menos de una hora al día contribuirá enormemente a reducir la exposición al sonido.
8- Vigile los niveles seguros de exposición al ruido. Utilice la tecnología de los teléfonos inteligentes para medir los niveles de exposición al ruido y conocer el riego de pérdida de audición provocada por el ruido de su aparato de audio personal.
9- Acuda a un profesional especializado en salud auditiva. En caso de acúfenos o dificultad para oír sonidos agudos como el timbre, el teléfono o el despertador; para entender el habla, sobre todo por teléfono; o para seguir conversaciones en ambientes ruidosos, como restaurantes o reuniones sociales.
10- Haga revisiones auditivas periódicas. Aproveche los servicios de revisión periódica de la audición que se prestan en colegios, lugares de trabajo y comunidades, pues ello puede ayudar a detectar la aparición de la pérdida de audición en una etapa inicial, antes de que su problema no tenga remedio.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas