El inicio de este  nuevo ciclo tanto en el Congreso Nacional como en los Ayuntamientos, resulta sumamente especial,  no solo porque tendrá una duración de seis años en el ejercicio de sus funciones, sino por la situación  que vive nuestro país, que a pesar de haber mantenido varios períodos sostenidos de gobiernos elegidos mediante elecciones, todavía permanecen vivas actitudes enquistadas sobre todo en el poder, que como espada de cortante filo amenazan constantemente nuestra débil institucionalidad democrática.

Esta situación especial  debe ser aprovechada al máximo por el partido con mayor responsabilidad por su tamaño y participación en la oposición como el PRD, y no deben perder un solo tramo ni un solo instante en tratar de reafirmar todos los postulados que lo han convertido a través de la historia en un gran partido.

El PRD desde el Congreso tiene que mantener no solo una actitud diáfana, abierta, transparente como de altura en los debates y propuestas, sino que  además tiene el deber de convertirse en la columna de apoyo a todos los reclamos sensatos y transformadores de  los diferentes sectores de la sociedad, sirviendo de luz que ilumine la ruta hacia el fortalecimiento democrático e institucional.

Tiene una gran oportunidad, porque cuenta con suficiente capacidad, experiencia y madurez en el Congreso como para marcar la diferencia entre los que solo buscan el mantenimiento de privilegios oficiales al amparo del poder y los que creen verdaderamente en un sistema democrático de  libertades y  respeto institucional,  promoviendo leyes de contenido social, económico y popular, para una sociedad  que en su  mayoría no cuenta con recursos ni servicios suficientes para una vida digna.

En los ayuntamientos, el PRD debe establecer  mecanismos de controles estrictos, sencillos y transparentes, que les permitan a los munícipes de cada comunidad conocer las gestiones que se realizan, despejando cualquier tipo de  dudas acerca del uso de los recursos y así presentar la otra cara de la moneda, frente a  un gobierno central que hace y deshace a su antojo.

La democracia no solo se ejerce desde el gobierno, sino desde cada una de las instituciones donde se llevan a cabo las acciones; y dos, el Congreso y los Ayuntamientos son claves dentro de un proceso político; además, llevando a cabo una acción diáfana y positiva en ambos escenarios,  podrían ofrecerle al pueblo una muestra de lo que aspiran hacer como partido de llegar al  gobierno en el  2012.

Si  desde el Congreso como en los Ayuntamientos que controla actúan de manera firme, serena, coherente, dinámica, transparente y sin ningún tipo de flexibilidad frente a cualquier eventual  acción desatinada, se elevarán y crecerán enormemente. Si promueven e introducen proyectos que tiendan a fortalecer la institucionalidad y la democracia social, y mantienen una actitud firme frente a cualquier  intento oficialista de perturbar la democracia que tantos sacrificios le ha costado al país, podrían estar poniendo un pie en el estribo del éxito político.