Una gripe democrática

Una gripe democrática

Los hipocondríacos y los enfermizos están frotándose las manos. En la primera semana de agosto le dio gripe porcina al Presidente de Costa Rica, Oscar Arias. Al cerrar el mes las calenturas obligaron al Presidente de Colombia, Álvaro Uribe, a guardar cama. Como puede observarse, la famosa gripe A H1N1 no respeta seres humanos. Magnates y pordioseros caen por igual bajo los efectos del virus. Los epidemiólogos, en consecuencia, tienen razones para preocuparse.

En lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) llama la primera oleada de la pandemia, salimos bien librados. Una chilena y dos peruanas que llegaron de vacaciones a playas dominicanas del este del país, salieron con fiebre. Al llegar a sus respectivos países, los controles sanitarios de los aeropuertos detectaron el alza de temperatura. Y las sometieron a exámenes y análisis. ¡Se encontraban afectadas!

Poco después comenzaron a aparecer los casos en el resto del territorio dominicano. Tuvimos control de ellos, y cabe destacar la eficiente labor realizada por la Secretaría de Estado de Salud Pública y Asistencia Social (SESPAS). Con recomendaciones sobre prácticas de higiene para todos y sanitarias para los afectados, se evitó una epidemia.

No cantemos victoria, empero. La OMS, y su correspondiente continental, la Oficina Panamericana de la Salud (OPS) no cesaron de hablar entonces, y repetir ahora, que, más que epidemia, nos hallamos en los albores de una pandemia.. La gripe por sí misma no parece tener efectos mortales. Pero personas potencialmente clasificables dentro de los grupos de alto riesgo murieron víctimas de la gripe. Los grupos de alto riesgo ante esta inusitada enfermedad incluyen mujeres embarazadas, niños recién nacidos, personas con afecciones crónicas y ancianos. Más de cinco mil personas fallecieron en el mundo en la primera oleada.

Mayor debe ser la preocupación porque los laboratorios que aislaron cepas del virus para generar vacunas, no producirán las mismas para atender la demanda mundial. La OMS habla de que, en breve, llegará la segunda oleada con un virus más fuerte. Si los fabricantes no lograrán producir vacunas suficientes, ¿a qué recurrir?

De nuevo a prácticas de higiene. Aunque también a una alimentación basada en alimentos que contribuyan a elevar las defensas del cuerpo humano. La gripe común, fruto de una variedad de virus que sobrepasa los trescientos tipos, también puede ser letal si el paciente se descuida. Con una gripe tan democrática como la tildada con la letra A, tenemos que cuidarnos sobremanera. Los presidentes Arias y Uribe lo saben por experiencia. No esperemos a sentir el reconcomio de la hipocondría para asumir hábitos que nos defiendan de ella. 

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