Una guerra larga.- Y siguen produciéndose expresiones de apoyo y solidaridad hacia el expresidente Leonel Fernández luego de las acusaciones del narcotraficante convicto Quirino Ernesto Paulino Castillo, y los periódicos y noticieros así lo atestiguan. Ayer se hizo pública una carta del gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu, al expresidente Fernández, en la que este le expresa su solidaridad ante los ataques de “personas descalificadas moral y legalmente”, al igual que el respaldo que le ofreció su esposa, la vicepresidenta Margarita Cedeño de Fernández, que los atribuyó a la fortaleza del PLD. Anote también en esa lista al embajador dominicano en Washington, José Tomás Pérez, al Superintendente de Seguros, el doctor Euclides Gutiérrez Félix, al aspirante presidencial Radhamés Segura, y a la dirección provincial del PLD en Santiago, encabezada por el senador Julio César Valentín. Y los que todavía faltan, pues toca ponerse donde el capitán los vea… Alguien tiene que decir, sin embargo, que esas expresiones de apoyo y solidaridad llegan con retraso, y que la culpa es del propio agraviado, que dejó correr demasiado la pelota sin dar señales de darse por aludido o de estar dispuesto a plantar cara a tan graves imputaciones, lo que “congeló” las eventuales reacciones de sus correligionarios y otros dolientes, que cruzados de brazos se limitaban a repetir el estribillo de que “Leonel no le responderá a un delincuente”. Se perdió, evidentemente, un tiempo precioso, y solo cuando el presidente del PLD cayó en la cuenta de que su silencio estaba resultando perjudicial a su causa decidió a romperlo, con tan mala fortuna, o mejor dicho con tan mala estrategia, que su respuesta a Quirino no llenó las expectativas simplemente porque no fue tal. Ojalá que los peledeístas, empezando por el expresidente Fernández, hayan aprendido bien la lección, y la próxima vez estén mejor preparados y organizados. Porque esta guerra apenas está comenzando…