Una historia actual Los primeros 50 años del Conep

Una historia actual Los primeros 50 años del Conep

La filosofía de la historia no se ocupa del pasado en sí, ni de la opinión que de él en sí se forma el historiador, sino de ambas cosas relacionadas entre sí. Esta aseveración refleja los dos significados en curso de la palabra historia: la investigación llevada a cabo por el historiador y la serie de acontecimientos del pasado que investiga. El pasado que estudia el historiador no es un pasado muerto, sino un pasado que en cierto modo vive aún en el presente. E.H. Carr, ¿Qué es la historia?, p. 29

El libro de E. H. Carr es un clásico, ¿Qué es la historia? Es un referente obligado de los historiadores, de los hombres y las mujeres que amamos la historia, pero sobre todo, nos apasiona conocer, reconstruir e interpretar el pasado. Y lo hacemos por el simple placer de dar coherencia y forma a la inmensa cantidad de datos dispersos en el inmenso mar de los documentos, de rastros que han dejado los actores en su paso por la vida. Pero también, porque estamos convencidos de que conociendo el pasado con profundidad, podremos, sin lugar a dudas, entender mejor este presente confuso, adverso a veces, e inexplicable ante la mirada de nosotros. El hoy será mañana historia que necesitará ser contada e interpretada.

Existen historias de grandes períodos, de larga duración; otras, de tramos menos extensos. A esas historias el gran Fernando Braudel llamaba las historias de larga duración y a la otra, de corta duración. Hay historias que trabajan temas económicos, en las que un producto o una actividad económica constituyen el eje del discurso. Existen historias acerca de la vida política y social. En todas ellas, las de corta o larga duración, las económicas, las sociales o las políticas, tienen un común denominador: el ser humano es el motor que produce los cambios, y es en esa relación dialéctica con su propio presente, con sus dilemas y problemas, que se hacen las opciones del momento y se va construyendo, poco a poco, día a día, lo que después se llama historia.

En la sociedad medieval de la Europa central la relación de dependencia existente en el sistema feudal se fue estructurando de forma vertical: El rey otorgaba tierras o feudos a sus leales nobles; a cambio, exigía lealtad y apoyo en momentos difíciles. El noble a su vez repartía tierras entre los nobles inferiores. En el estadio inferior se encontraban los campesinos que trabajaban la tierra, la sentían suya y eran denominados los siervos de la gleba, con pocos derechos, escasa propiedad y ningún vasallo. La estructura vertical del Medievo, con el tiempo, se fue resquebrando. Los siervos recibieron algunos beneficios, ganaron espacios y derechos, hasta alcanzar la libertad. Comenzaron a agruparse a su alrededor constituyendo los burgos. Nacieron los burgueses, antiguos siervos que alcanzaron su libertad. Y con los burgueses floreció el comercio y surgió el Mercantilismo, motor de grandes hazañas en la alta Edad Media.

Y el comercio comenzó a crecer. Y las ciudades costeras se convirtieron en verdaderos poderes económicos. Y con la presión de la nueva clase social que había ganado su propio espacio, nacieron nuevas ideas y expresiones artísticas. No fue casual que el Renacimiento naciera en Italia, especialmente en las ciudades comerciales como Venecia y Florencia. Este proceso de ruptura, construcción y deconstrucción de ideas, de formas de producir y vinculación con las riquezas, de la demanda de una estructura social más flexible dio sus primeros pasos en el siglo XIV para no detenerse en el tiempo y convertirse en dominante en el mundo hasta nuestros días.

José Chez Checo y yo tenemos décadas trabajando codo a codo. Juntos hemos escrito varias obras. Hace dos años, los directivos del Conep nos solicitaron hacer la historia de los 50 años de la organización cúpula del sector empresarial. Dijimos que sí, porque entendimos que a través de la reconstrucción de ese tramo no solo de la historia de una institución, sino de toda la sociedad, podríamos entender las luchas, las batallas, los desafíos y dramas de los más importantes sectores económicos dominicanos. Comenzó en 1962 con la Primera Convención Empresarial. El empresariado dominicano tenía temores con el ascenso de ese hombre que tenía un discurso demasiado liberal. Termina esta historia con el discurso democrático, moderno y de apertura de un empresariado que entiende que para poder garantizar sus inversiones se necesita contar con una sociedad organizada, basada en el respeto a la Constitución y las leyes.

El producto fue un libro en tres tomos. Comenzamos hablando sobre el origen del Nacimiento del Consejo Nacional de Hombres de Empresa en 1963, que se inicia con la Primera Convención de Hombres de Empresa, una actividad clave y vital. En estas páginas se narran los grandes enfrentamientos que hubo con el gobierno de Juan Bosch que culminaron con su derrocamiento. Continuamos con los años comprendidos entre 1963 y1966. En esta parte se narran las primeras dificultades y las alianzas políticas que se hicieron con el Triunvirato. Se habla también del proceso de industrialización y las políticas de sustitución de importaciones, clave en el fortalecimiento del sector industrial dominicano.

Pero fue durante los 12 años de Balaguer, y gracias a la promulgación de la Ley 299, que la industria dominicana tuvo su gran impulso. La nueva ley defendía y apoyaba de manera decidida la política de sustitución de importaciones. Pero si durante los doce años de Balaguer hubo bastante sintonía con el sector empresarial, los ocho años del PRD fueron de duros y agrios enfrentamientos. La visión estatista que defendía el nuevo partido en el Gobierno con el libre mercado, bandera de lucha de los empresarios, se enfrentaron en un duelo irracional que no cesó durante todos esos años. El estatismo comenzó a resquebrajarse en el mundo. El Neoliberalismo comenzó a filtrarse en las concepciones políticas y económicas. El Estado benefactor quebraba en el mundo. Había que replantearse el modelo. Los empresarios tuvieron que ceder y los beneficios del proteccionismo se esfumaron.

A finales de los 90, y luego de la crisis política de 1994, se presenta un cambio en la agenda empresarial. Guiado quizás por los vientos del mundo que hablaban de democracia, concertación y globalización, el empresariado dominicano se sumó y tomó participación activa.

En el libro también se abordan los conflictos al interior del empresariado, como fue la salida del grupo de importadores lo que provocó mayor escisión en la historia institucional. Era el enfrentamiento real entre los que defendían el discurso de defensa del consumidor a través de la competencia en el mercado local de productos importados y los industriales que abogaban y defendían la producción porque era una forma de mantener el equilibrio macroeconómico. Las diferencias se hicieron tan grandes que la ruptura fue la salida.

Para realizar esta investigación se hizo un amplio trabajo de archivo y bibliográfico. Se investigó de manera especial todos los depósitos en que se encuentran los documentos del Consejo Nacional de Hombres de Empresa, hoy Consejo Nacional de la Empresa Privada. Las actas de la Junta Directiva y de los Comités Ejecutivos fueron fuentes esenciales para la articulación del discurso. También se trabajó con la prensa y se rastrearon en las bibliotecas nacionales las publicaciones económicas. El “plimo” José Chez y yo nos sentimos orgullosos de este esfuerzo que costó casi dos años de intenso trabajo.

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