Décadas atrás, unos colegas de la PUCMM estaban recogiendo opiniones para declarar no grato a un poeta que escribía “versos fuñones”. No estuve de acuerdo debido a que el tal poeta había escrito: “Cuando vivía en España, me dediqué a vengar mi raza desde la cama. Y las españolas se reían, porque no sabían nada de historia”.
La consideré una frase genial, con tan sola la cual el escritor Apolinar Núñez nos enseñaba demasiadas cosas sobre nuestra cultura machista y oportunista, y sobre la ignorancia de la Historia aun en los países más civilizados.
Y porque existen hechos de enorme importancia que unos ignoran por falta de escolaridad y otros porque, como las españolas del versito, preferían seguir gozando del sexo libremente, a poner interés en los acontecimientos históricos importantes.
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Como ocurre con una enorme cantidad de “coterrícolas”, que aún no han entendido por qué la historia de nuestra civilización tomó el nacimiento de un niño para “reiniciar el conteo de los tiempos”.
O sea, la tierna e inocente iniciación en un establo de vacas y ovejas, de un infante que habría de cambiar el rumbo de miles de millones de seres humanos, con un nuevo modo de ser y entender el mundo, y todo el acontecer humano. La narración más hermosa jamás conocida. La más grande e increíble historia de amor, donde el protagonista entrega su vida para que entendamos, valoremos y reivindiquemos nuestra condición humana, parte de un Proyecto de la Inteligencia Superior.
Una diversidad de factores ha obnubilado las mentes de los humanos (y humanoides) contemporáneos, quienes por ignorancia y arrogancia han optado por deformar y degenerar ellos mismos su propia naturaleza y razón de ser. Cuya peor consecuencia ha sido el desprecio de la mejor oferta jamás recibida por la humanidad toda, infinitamente superior a toda la sofista mercadotecnia hollywoodense y capitalista; que ha degenerado en la piratería y el parasitismo comunicacional de nuestros días. Esta “divina oferta”, es viaje con todo gasto cubierto hacia el disfrute eterno de las maravillas galácticas, por siempre jamás, en compañía de todas las gentes buenas que nos han precedido y nos han convidado al divino proyecto.
Se están cumpliendo aproximadamente dos mil veintitantos años del hecho, el advenimiento de aquel niño que vendría a cambiar toda visión y enfoque de la humanidad; y que fue despreciado por los jerarcas de su pueblo, debido a que esperaban, al igual hoy en día, una reivindicación de proyectos quiméricos, apartados del Plan Divino; que nos invita a cultivar la nobleza espiritual, para que seamos todos uno con el Creador (Juan 17:24).
Increíblemente, la oferta sigue abierta, y el “resort” es inimaginablemente acogedor. Su módico precio: “Ama al Creador sobre todas las cosas, y sé bueno con tus familiares y vecinos”. Y alarga siempre tu mano con amor a todo el que puedas alcanzar con tu afecto y tu sentido de compromiso.
Esta Oferta no debemos soslayarla por negligencia ni, como decía el paisano fuñón, por nuestra “falta de ignorancia”.