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La Federación Nacional de Transporte Dominicano (Fenatrado) tiene pleno derecho a reclamar que el Gobierno le pague 300 millones de pesos que esa organización afirma le debe por concepto de servicios. Pero convocar a una huelga de transporte sería una decisión inoportuna, tanto por el momento político debido a la campaña electoral y la proximidad de las elecciones presidenciales, como porque la paralización afectaría a sectores que nada tienen que ver con el litigio entre los camioneros y el Gobierno.
Fenatrado ha dicho que garantiza el transporte del material de la Junta Central Electoral destinado a las demás juntas en el territorio nacional. Sin embargo, como medida de precaución, el Presidente de la República emitió un decreto que pone a disposición de la Junta todos los vehículos de la administración pública. No hay, pues, temor alguno de que la huelga de Fenatrado pueda afectar la transportación del material electoral a los centros de votación. Aún así, el llamado a huelga para los días 8 y 9 de mayo es una decisión imprudente.
El Gobierno debería hacer algún tipo de arreglo con los transportistas para el pago de la deuda que reclaman. Fenatrado, en reciprocidad, debería desistir de una paralización del transporte de carga que resulta imprudente en estos momentos. Lo cortés no quita lo valiente.
Brutalidad policial
La jefatura de la Policía ha pedido disculpas a la señora Cirila Aracena, de 78 años, y su hijo, el camarógrafo Santos Aracena, por la brutal golpiza que les propinaron el capitán José Luis García y los segundos tenientes Fabián Muñoz Figueroa, Felipe Antonio Reyes Marte y Francisco José Regalado Concepción. Los agresoras ya se habían disculpado antes, por supuestamente haberse equivocado de víctimas, lo que quiere decir que, de cualquier manera, estaban buscando a alguien para dispensarle el mismo tratamiento salvaje.
Quizás sea útil tener en cuenta que en la Policía hay gente que logra ascender a teniente y capitán, a pesar de tener ese perfil de brutalidad que ha caracterizado a los que golpearon a la anciana y su hijo. El ingreso y permanencia de gente de ese tipo es lo que hay que impedir a toda costa. Además de las disculpas, hay que castigar este acto de brutalidad policial.
