Una igualación que empobrece

Una igualación que empobrece

Si en los procesos electorales da lo mismo Juan que Pedro en función del estilo de hacer política y con discursos sin perfiles diferenciadores; si los métodos de lucha a lo interno son desordenados y a veces transgresores de las reglas propias, entonces entre contendientes lo que prima es la similitud con elementos como el transfuguismo frecuente y el cambio insólito de aglutinamiento en las banderías. El ejercicio partidario se devalúa y la agresividad dentro de una misma familia política puede llevar irremediablemente a desconfiar de aquellos que en este momento formulan recíprocamente acusaciones de falsear actas para ganar candidaturas.

Se han dado hechos poco democráticos como asociarse prontamente de espaldas a los principios que se habían sustentado para tratar a la Constitución como simple hoja de papel adaptable a un solo proyecto político, alejando al país de la solidez institucional porque ni siquiera la Carta Magna tenga permanencia. La unilateralidad aplastante ha impedido disponer de leyes efectivas para lo comicial y lo partidario y desacuerdos aparentes han conducido a un mismo resultado: que nadie esté sujeto a cumplimientos que garantizarían equidad y transparencia. El criterio de que da lo mismo Juan que Pedro parece válido para algunas opciones electorales y es lógico que cause desconcierto el hecho de que líderes y activistas cambien de afiliación como si fuera de chaqueta.

Poner atención al juez Ciprián

El traslado con degradación de que ha sido objeto, y que considera injusto e ilegal, hizo que el magistrado Rafael Ciprián saliera del mutismo propio de sus funciones para tronar sobre “humillaciones sin nombre y de chantajes de poder”. Describió a la justicia como una ficción de mal gusto si sobre los jueces pende una espada de Damocles en forma de sanciones.

Advirtió que si el Consejo del Poder Judicial puede trasladar a su antojo en violación al orden jurídico, estos quedan de rodilla y nadie estará seguro en este país. Ha pintado, desde dentro del sistema judicial, un panorama de sumisión, miedo y faltas en ejercicio que aumentan las preocupaciones ante procesos por alegada venalidad contra otros magistrados. La sociedad debe saber pronto, vía instancias superiores, a qué atenerse con estos testimonios.

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