Una imagen vale más que mil bocados

Una imagen vale más que mil bocados

EFE. Reportajes
Un estudio publicado por la revista “Science” ha demostrado que hacerse una imagen visual completa de todo el proceso de comer un alimento provoca que, al tenerlo frente a nosotros, disminuyan las ganas de ingerirlo.

A menudo, imágenes mentales de diversos alimentos bombardean la mente de las personas en momentos en los que éstas se muestran hambrientas. Imágenes que, en ocasiones, pueden tener un efecto contraproducente y eliminar el apetito.

Un primer bocado de ensueño.  Tal y como muestra el estudio, publicado bajo el título “Thought for food: imagined consumption reduces actual consumption”, en la revista “Science”, “para la mayoría de la gente el primer bocado es el mejor”.

En este bocado, según añade a EFE Montserrat Quirós, “toma parte la masticación y la insalivación, siendo ésta última la que nos permite apreciar el sabor gracias a la participación de las papilas gustativas”.

Es por ello que, “a pesar de que el primer bocado es el más deseado debido a varios factores, como, por ejemplo, el apetito, el hecho de afirmar que es el más suculento carece de sustento científico”, dice la experta.

Resultados relevantes.  Las conclusiones a las que ha llegado el estudio resultan muy significativas debido, especialmente, a los resultados tan esclarecedores a los que se ha llegado.

La metodología de la investigación tuvo como objetivo el estudio de tres grupos de personas. Cada uno de estos grupos debía imaginarse comiendo, saboreando y tragando una determinada cantidad de queso y chocolate, para luego enfrentarse realmente a ellos y observar cuánta cantidad comían.

En este proceso de imaginación de los alimentos, según indica Carlos Ferrando, del Colegio de Dietistas y Nutricionistas de la Comunidad Valenciana (España) “se establece una relación entre los sentidos del gusto, el olfato y la vista con el cerebro y todas sus conexiones. Estas conexiones son, hoy en día, objeto de estudio por parte de distintos grupos de trabajo”.

Las conclusiones a las que ha llegado el estudio, tal y como aseguraron los investigadores, “demuestran que las imágenes mentales repetitivas en las que se visualiza todo el proceso de comer tienen efectos muy distintos a los de una simple imagen visual, más proclive a aumentar el deseo”.

Esta conclusión está relacionada con un fenómeno que se conoce como habituación. Montserrat Quirós señala que “consiste en la disminución en la apetencia y deseo que se produce por un consumo repetido de éste, lo que explicaría los resultados reflejados en el estudio”.

La ansiedad está muy relacionada con este deseo de consumir ciertos alimentos puesto que, según comenta a EFE Carlos Ferrando, “el grupo de las proteínas es el que genera una mayor saciedad.  A pesar de esto, son las personas que consumen estos alimentos las que generan esa ansiedad”.

Otras aplicaciones.  El estudio ha demostrado la capacidad que tienen algunas imágenes visuales para reducir el consumo de cierto tipo de productos, lo que pone de manifiesto su posible utilidad para ciertas estrategias de adelgazamiento siempre que, según recalca el nutricionista,  “se utilice de forma complementaria a la terapia nutricional y cuente con el asesoramiento de un psicólogo”.

Pero, quizá, el principal aporte de esta investigación es su posible aplicación fuera del campo de la dietética y la nutrición, lo que ha provocado que estos mismos investigadores estén realizando nuevos estudios para indagar sobre su posible utilización en otro tipo de terapias como, por ejemplo, las terapias para frenar el consumo de tabaco.

El poder que la mente ejerce sobre los hábitos de las personas parece no tener fronteras. En los últimos tiempos son numerosas las investigaciones que están teniendo como objeto de estudio la mente humana y sus interconexiones con el resto del cuerpo, buscando así nuevos descubrimientos que, en el futuro, puedan extrapolarse a otros campos.

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