Una imbecilidad histórica

Una imbecilidad histórica

Cuando se vive casi toda la vida en un mismo sitio, los alrededores se vuelven tan familiares que los pequeños cambios pasan inadvertidos. Viene a ser algo así como la telaraña que se forma gradualmente en un rincón del techo de la sala, invisible para los residentes del lugar, no así para los visitantes quienes la notan de primeros.

En esta semana decidí romper la rutina de la computadora y caminar un poco por lo que ha sido mi entorno barrial. Hace ocho años una estrecha y alargada plaza se acondicionó justo al cruzar la calle donde están ubicadas las oficinas del Presidente de la República en el Palacio Nacional. El área se ha convertido en remanso de taxistas y clientes de clínicas y oficinas públicas donde el césped compite con el pavimento de hormigón, de aquellos que fueron trocados por terrenos urbanizables. Haciendo uso de un tiempo que pocas veces sobra, descubrí allí, a lo largo del pavimento, veinticinco placas de bronce que nunca había visto.

Las placas dicen: “Presidentes que han ocupado el Palacio Nacional”. En lo adelante, empieza: Rafael L. Trujillo 1947-1952; Héctor B. Trujillo Molina 1952-1960; Consejo de Estado, Joaquín Balaguer 1960-1962; Consejo de Estado, Rafael F. Bonnelly 1962-1963; Juan Bosch Gaviño, 1963; Junta Provisional de Gobierno, 1963; Triunvirato, Emilio de los Santos, 1963; Triunvirato, Donald Reid Cabral, 1963-1965; Junta Militar, Bartolomé Benoit, 1965; Gobierno de Reconstrucción Nacional, A. Imbert Barreras, 1965; doctor Héctor García-Godoy 1965-1966; doctor Joaquín Balaguer, 1966-1970; doctor Manuel Ramón Ruiz Tejada, 1970; doctor Joaquín Balaguer 1970-1974, 1974-1978; don Antonio Guzmán Fernández, 1978-1982; licenciado Jacobo Majluta, 1982; doctor Salvador Jorge Blanco, 1982-1986; doctor Joaquín Balaguer, 1986-1990; doctor Joaquín Balaguer, 1990-1994; doctor Joaquín Balaguer, 1994-1996; doctor Leonel Fernández Reyna, 1996-2000; ingeniero Hipólito Mejía, 2000” .

Me avergoncé entonces por coincidir en el espacio con varias imbecilidades históricas que han pastado en dicha plaza durante los ocho años recientes. ¿Dónde estaba yo cuando colocaron esas placas? Pregunto ahora: ¿fueron situadas allí fruto de la estupidez del Presidente de entonces, Hipólito Mejía, o de que las convicciones políticas en el PRD llevaron a tanto disparate? ¿No había entonces Academia de la Historia ? Al bulto, se nota que ni siquiera la aberración de dedicarlas a los “Presidentes que han ocupado el Palacio Nacional” se ajusta a la verdad histórica.

No es cierto que hubo un Consejo de Estado encabezado por Joaquín Balaguer entre 1960 y 1962. Balaguer fue llevado a la Presidencia de República Dominicana en 1960 por obra y gracia de Rafael Trujillo dadas las sanciones de la OEA posteriores al atentado contra la vida del Presidente venezolano Rómulo Betancourt. Cuando Balaguer se obstinaba en mantener el trujillismo sin Trujillo, a finales de 1961, trató de sobrevivir políticamente formando un Consejo de Estado, el cual duró menos que una cucaracha en un gallinero.

No es cierto que luego del golpe de Estado contra el presidente Juan Bosch se formara una Junta Provisional de Gobierno.

Donde las placas exageran la nota es cuando colocan a Bartolomé Benoit y Antonio Imbert Barreras como Presidentes de la República que ocuparon el Palacio Nacional. ¡Habrase visto tan poco criterio patriótico! Benoit fue el firmante de un documento que justificó el desembarco de las tropas invasoras estadounidenses.

Imbert Barreras fue el personaje que se ofreció a los invasores para encabezar un “gobierno” que sirviera de pantalla a la ocupación extranjera. Además, Ni Benoit ni Imbert estuvieron un día siquiera en el Palacio Nacional en 1965. Para los historiadores del PRD, la Presidencia Constitucional de Rafael Molina Ureña primero y después de Francisco Alberto Caamaño Deñó, quien defendió la soberanía nacional, nunca existieron. Y esos sí estuvieron en el Palacio Nacional, cada uno en su momento.

Como si lo anterior fuera poco, coloca como Presidente de la República a Manuel Ramón Ruiz Tejada, quien apenas fue un instrumento reeleccionista de Balaguer. Asimismo denomina a Hipólito Mejía como Ingeniero, cosa esta que nunca fue ni será, por más que sus adláteres hayan intentado colocarle ese apodo. Quizás consideran muy poco el título de Agrónomo.

Repito la pregunta: ¿son estas placas producto de la imbecilidad, de una mentalidad ultrarreaccionaria o las dos cosas a la vez?

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