Nosotros esperamos que la Procuraduría General de la República, el Ministerio de Defensa y la Policía Nacional se aboquen en lo inmediato y a través de una comisión que integre a expertos, a investigar a fondo el hallazgo inusitado de 12 parábolas de Internet satelital y seis repetidores en el penal de La Victoria en poder de prisioneros. Es un hecho escandaloso que no puede ser tratado como un simple hallazgo y nada más. Estos dispositivos en manos de personas privadas de libertad, cuando corren denuncias de aquí, allá y acullá, en el sentido de que desde nuestras cárceles se dirigen operaciones de narcotráfico, se extorsionan personas y hasta se disponen actos de sicariato, constituye un caso de suma gravedad. Y las autoridades no pueden quedarse con las manos cruzadas, solo escuchando los pareceres de distintos sectores de opinión pública. Hay que actuar para evitar que en un futuro cercano la sociedad dominicana esté totalmente dominada por redes y pandillas criminales. Este hallazgo, además, induce a pensar en la existencia de todo un sistema sofisticado de actuaciones al margen de la ley, que cuenta con recursos económicos y con apoyo de áreas con poder legal que utilizan para enmascarar sabe Dios qué.
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Las autoridades responsables de la gestión de la cárcel de La Victoria, la más grande del país, tienen que explicar a sus superiores y a la sociedad cómo es posible que en sus narices se instalen 12 parábolas de Internet y seis repetidores de señales, todas de una marca de primerísima calidad, sin que ellos se dieran cuenta. Si los responsables directos de levantar un pormenorizado informe sobre el particular no lo hacen, entonces corresponderá a los más altos integrantes del Poder Ejecutivo motorizar una investigación acorde a la naturaleza de estos hechos. La inacción de hoy, el silencio, la ineficiencia o la complicidad, puede ser lamentada mañana. El peligro hay que atajarlo a tiempo.