Una jerarquía de motivos

Una jerarquía de motivos

Conocemos el motivo, como esa necesidad o deseo específico, como el hambre, la sed o el logro que favorecen la conducta orientada a metas. También se considera como la fuerza interna impulsora, necesidad o deseo específico que dirige o activa al organismo hacia una meta,  motivos que muchas veces son desencadenados por alguna clase de estímulo. El ciclo de la motivación es un proceso mediante el cual las necesidades condicionan el comportamiento humano, llevándolo a algún estado de resolución. Las necesidades o motivaciones no son estáticas; por el contrario, son fuerzas dinámicas y persistentes que provocan determinado comportamiento.

A pesar de que se entiende que los motivos son tan complejos y actúan unos con otros de tal modo que clasificarlos en categorías claras y bien delimitadas es prácticamente imposible. Abraham Maslow, un psicólogo humanista, ordenó todos los motivos del inferior al superior, en una jerarquía. Los motivos inferiores son relativamente sencillos: surgen de necesidades corporales que deben ser satisfechas. Conforme los motivos se van haciendo superiores, dan origen a otras cosas: el deseo de vivir tan cómodamente como sea posible en nuestro ambiente, llevarnos tan bien como podamos con otros seres humanos y dar la impresión que podemos. Por esta razón,  se entiende que el motivo más desarrollado de la jerarquía es la autorrealización, que puede describirse como el deseo de realizar plenamente nuestro potencial. Algo que cabe destacar es que un motivo una vez que es despertado influye sobre la conducta independientemente de su origen. De manera que los motivos superiores aparecen únicamente después de que los más básicos han sido ampliamente satisfechos. Este modelo jerárquico, es una manera atractiva de organizar una amplia variedad de motivos dentro de una estructura coherente; pero, lamentablemente, no se aplica totalmente a estas culturas, puesto que en estas sociedades más sencillas, con frecuencia las personas tienen gran dificultad para cubrir sus necesidades fisiológicas y de seguridad, aunque, sin embargo, son capaces de formar poderosos lazos sociales y poseen un firme sentido de autoestima, en vista que la dificultad para cubrir necesidades inferiores puede fomentar la satisfacción de necesidades superiores. Los hombres necesitan tener un firme sentido de su propia identidad, y por ende, cierto grado de autoestima, antes de que puedan establecer la clase de relaciones cercanas con otros que satisfacen la necesidad de pertenencia. Los motivos y las emociones vigorizan nuestra conducta. Están estrechamente relacionados, incluso nos pueden impulsar a entrar en acción sin que estemos conscientes de ello. Los motivos son activados por necesidades corporales, claves ambientales y sentimientos, como soledad o culpabilidad. Cuando varios estímulos de este tipo se combinan para dar lugar a un motivo, surge el comportamiento enfocado a un objetivo.

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