Una lanza por la Policía

Una lanza por la Policía

FRANCISCO ALVAREZ CASTELLANOS
Creo que fue en el 1942, cuando aún era un periodista novato. Ese año escribí en El Caribe un artículo titulado “Una Lanza por Fabio Fiallo”. Me refería a que parecía mentira que en Santo Domingo no hubiera una calle con el nombre de uno de los más grandes poetas de toda América Latina, e instaba al Ayuntamiento a reparar esa falta para mí imperdonable.

Menos de un mes después la calle en la que está situado el Palacio de Justicia de Ciudad Nueva, que comienza en la avenida Independencia y termina en el malecón, era bautizada con el nombre del autor de “En el Atrio”.

Hoy rompo otra lanza, esta vez por la Policía Nacional.

Cierto es que entre los miles de miembros de nuestro cuerpo de orden público hay centenares, quizás miles de malhechores que, valiéndose del uniforme y del arma que portan, cometen toda suerte de tropelías, desde simples asaltos (a veces no tan simples), hasta asesinatos.

El actual jefe policial, mayor general Bernardo Santana Páez, un civilista de cuerpo entero y conocedor de nuestras leyes (por algo es abogado), está trabajando intensamente por convertir la Policía Nacional en una institución que vele y asegure la tranquilidad del país. A mí me consta.

Pero no mucho puede hacer Santana Páez con agentes policiales que, según creo, ganan alrededor de seis mil pesos al mes. Con esa suma, ninguna persona puede vivir, y mucho menos si tiene familia, esposa, hijos y quizás hasta padres ancianos que ya no pueden trabajar.

Nadie, y repito, nadie puede mostrarse indiferente ante un niño que llora porque tiene hambre. Y cuando pasa eso (cosa muy común, por cierto), el padre se lanza a la calle en busca del sustento mínimo de sus hijos, de su familia. Y comete delitos, claro que sí, pero por circunstancias muy valederas, aunque el que los comete tenga claro que está violando la ley.

Claro, que robar, asaltar, no es lo mismo que matar, que asesinar.Y esto hay que tomarlo en cuenta a la hora de juzgar al que roba y asalta, que al que mata, aunque sea por los mismos motivos.

Yo creo a pié juntillas que al mismo tiempo que la Policía es depurada, y expulsados de la misma a muchos que son simplemente delincuentes uniformados, a los demás se les ponga un sueldo que les permita vivir no tan “apretados” como ahora.

Estoy seguro que ese aumento de sueldo, unido a la campaña de “saneamiento policial”, que lleva a cabo Santana Páez, eliminaría en gran manera la delincuencia de los uniformados. Porque, como dice el refrán, “no están todos los que son, ni son todos los que están”.

El Gobierno debe ayudar en esta tarea, y en lugar de mantener embajadores en países con los que no tenemos prácticamente ninguna relación y, si la hubiere, con un Consulado bastaría; o reducir drásticamente cargos como vice-cónsules (especialmente los de Nueva York); ayudantes presidenciales (en decenas de lugares, tanto en el país como…¡ en Nueva York, otra vez !), y eliminar la cantidad inimaginable de “botellas” existentes en infinidad de lugares de toda la “bolita del mundo”, se podría tener una Policía más o menos bien pagada e integrada por hombres honrados.

Porque todo no lo puede hacer Santana Páez y sus colaboradores. Si el Gobierno “no mete su mano”, seguirán los delitos cometidos por agentes policiales, tengan o no razón para ello.

Porque de nada valdrán las orientaciones del jefe de la Policía Nacional si tiene agentes que ven a sus hijos llorar por hambre. Eso creo.

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