[b]Señor director[/b]

En las pasadas elecciones el pueblo dominicano acaba de darle una gran lección a todos los candidatos presidenciales y los dirigentes políticos que creían que los habitantes de esta media isla eran una manda de animales irracionales para vivir cuatro largos años dándole latigazos y al llegar el tiempo de elecciones tratar de comprarle su voto y su conciencia con unas cuantas migajas de pan y algunas monedas del oro corruptor; pero gracias a Dios y a la dignidad de este pueblo que por más dinero y prebendas que repartieron los que están en el poder no pudieron comprar el voto y mucho menos la conciencia y el honor de los buenos dominicanos.

La gran mayoría de la gente le tomó el dinero y les prebendas y votó en su contra. En los campos más apartados de nuestra nación puede comprobar como la gente del gobierno repartían grandes cantidades de dinero y los humildes campesinos presionados por la necesidad lo tomaban; pero a la hora de elegir rechazaron la funesta reelección.

Esto le debe servir de lección a todos los dirigentes políticos y muy especialmente al presidente electo, Leonel Fernández de que debe gobernar lo mejor posible sin maltratar al pueblo porque si no gobierna bien; luego no le podrá comprar su voto con dinero ni prebendas porque los dominicanos ya han despertado y nadie los podrá engañar con migajas de pan y él que trate de hacerlo se llevará una gran decepción recibiendo un voto de castigo y dignidad como ha sucedido en las recientes elecciones.

Por todo lo anterior consideramos que el presidente electo Leonel Fernández debe tomar en cuenta la gran lección de la anterior contienda electoral y la de saber que ya este pueblo no es tonto y posee mucha dignidad y que nadie lo podría engañar comprándole su voto y mucho menos su honor y su conciencia.

El doctor Fernández si desea realizar un buen gobierno debe colocar a Dios delante en todos sus planes y proyectos y jamás dejar de escuchar los latidos del corazón de su pueblo para que no le suceda lo que le sucedió al presente gobernante que por no querer escuchar la voz de Dios ni de la ciudadanía el pueblo lo castigo masivamente en la urnas de votación.

Felicidades Dr. Leonel Fernández, que Dios lo bendiga y le ayude a realizar un buen gobierno son mis mejores deseos.

Atentamente,

Adón Sandoval

[b]Lo que debemos esperar[/b]

[b]Señor director:[/b]

Una inmensa mayoría de dominicanos esperan que todos los problemas del país sean resueltos la tarde del l6 o la mañana del l7 de agosto cuando asuma el poder el Presidente electo Leonel Fernández.

Y decimos que la gran mayoría, porque son precisamente los menos preparados intelectualmente hablando del país, y que para desgracia de todos constituyen precisamente la gran mayoría de los nacidos aquí.

Eso no solamente es preocupante, porque el país no puede ni debe esperar milagros, ni corto ni a largo plazo, porque los problemas nacionales son de una envergadura que muchos han querido soslayar para endilgárselo todo al gobierno que finaliza su gestión.

Los problemas externos, el vencimiento de los bonos, el alto costo del barril de petróleo, la prima del dólar, el agitismo y el lucro de muchos comerciantes, son problemas que no los va poder resolver en horas el electo presidente de la República.

Es cierto que se hicieron muchas promesa en la campaña, pero el discurso de Leonel fue muy mesurado, hablaba de estabilizar la prima del dólar para buscar que los productos y otros servicios lleguen a menores precios precisamente a esa gran masa que voto en contra de Mejía haciéndole culpable de males que no tienen ni asidero nacional, ni pueden ser resueltos de una forma precipitada y conveniente para el gobierno y el país.

Razón tiene el Presidente Fernández cuando dice que ahora todo es felicidad y alegría por el triunfo, tanto en la base del pueblo como en las alturas del partido que gano en las elecciones, pero que luego han de venir las huelgas y las protestas, porque quizás hemos cifrado demasiadas esperanzas en un ser humano con limitada capacidad para resolver males que no están precisamente en sus manos.

Creo que en realidad todos debemos ayudar al gobierno en sus inicios, y que el gobierno debe mandar claras señales de que en realidad quiere gobernar en armonía con todos los sectores, haciendo un gobierno de unidad, y compartido para que todos podamos desde ahora entender que ayudando al nuevo gobierno estamos cooperando con el engrandecimiento de la patria.

Atentamente,

Germán Martínez