¡Una lágrima por Haití!

<p>¡Una lágrima por Haití!</p>

JOSÉ B. GAUTIER
Una lágrima por la injusta ocupación de Haití! La ocupación militar de la República de Haití por fuerzas militares extranjeras perjudica los intereses geopolíticos de la República Dominicana.

La paz regional, la estabilidad necesaria para el desarrollo económico, político y social dominicano, su planificación a largo y corto plazo, así como su ejecución, se ven entorpecidos y afectados con la presencia de tropas extranjeras en la República de Haití.

Para el pueblo dominicano resulta inaceptable y preocupante el tener a un vecino amigo, siamés territorial, sometido por la fuerza a la rendición de su soberanía y a la mediatización de la libertad de su gente por funcionarios políticos y militares extranjeros mediante la presión un ejército de ocupación.

¡Basta ya de hipocresía! ¿Qué hacen en realidad, las fuerzas militares de ocupación de las Naciones Unidas en la República de Haití?

¿Cuál ofensa tan grave ha cometido la nación haitiana, su pueblo, su gobierno, para merecer ese grosero castigo de atropellar su soberanía y sus libertades?

¿Qué peligro representa para la paz mundial el pleno ejercicio de la soberanía de una pequeña y empobrecida nación como Haití que sigue buscando mediante sus luchas internas, el camino de la democracia y de la libertad política y económica que por más de dos siglos le han impedido lograr muchas de esas mismas naciones interventoras?

¿Qué piensan los pueblos libres de los países que hoy tienen a la República de Haití oprimida y sumida en la más vergonzosa ocupación político militar, siendo esa nación paradigma mundial de libertad e independencia?

Muchos de los derechos que hoy gozan los países integrantes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se originaron en la Haití pre revolucionaria de 1804, en ese período de lucha ideológica y armada en la colonia francesa de Saint Domingue donde la teoría de los derechos humanos se convirtió en realidad. Donde la razón se impuso a la fuerza. ¿Cuándo van a perdonar esos países colonialistas europeos y americanos a Haití por haber sido la primera nación en el mundo contemporáneo integrada por libertos, antiguos esclavos negros, que derrotaron a sangre y fuego el intento de retroceso social napoleónico de regresar a la caverna restableciendo el sistema esclavista?

Ni los mismos prohombres iluminados fundadores de la gran nación de los Estados Unidos de América, en la redacción de su Constitución política en 1776, en la ciudad de Filadelfia, pensaron en abolir la esclavitud.

¡La República de Haití merece respeto de sus actuales agresores!

¿Cuántos caminos, escuelas, hospitales, puentes, puertos, aeropuertos han construido desde que llegaron las actuales fuerzas de ocupación de la ONU?

¿Qué inversión han hecho esos organismos internacionales en el desarrollo de la agricultura, la industria y el turismo de ese país?

¿Cuánta ayuda económica ha recibido un pueblo encadenado por una fuerza extranjera de ocupación? ¿Qué han hecho para reforestar sus devastadas montañas?

¿Qué han hecho las fuerzas de ocupación en Haití para controlar el narcotráfico, el comercio de armas y la migración ilegal?

¿Viven mejor los haitianos ahora, que antes de perder su soberanía territorial?

¿En realidad, que tiene Haití que buscar con su domino armado los Estados Unidos de América y los países de la Unión Europea que no sea detener la migración haitiana a esos países, y que tan cándidamente han apoyado su participación en la intervención territorial, algunos países sur y centro americanos?

¿El gobierno de Brasil, de Chile, de la Argentina, de España, cuántas becas a sus universidades e instituciones ha otorgado a los estudiantes haitianos para que se eduquen en esos países interventores?

¿Por qué hay que mantener la herida abierta y sangrante en Haití?

¡Ven! ¡Derrama conmigo una lágrima de amargura hasta que la República de Haití sea libre otra vez!

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