Una magnífica política de viviendas

Una magnífica política de viviendas

Una de las mejores realizaciones del gobierno del presidente Hipólito Mejía, tanto por su volumen como por su proyección y contenido de justicia social ha sido la política de construcción y mejoramiento de viviendas que ha conllevado más de 320 mil «soluciones habitacionales» distribuidas por toda la geografía nacional.

Tiene sobrada razón el Instituto Nacional de la Vivienda (INVI) y su director el ingeniero Juan Antonio Vargas Monción para difundir lo que han realizado en menos de cuatro años, superando con creces lo que se había logrado en esa materia en todos los períodos de gobierno anteriores.

El sectarismo partidario que predomina en estos tiempos de campaña electoral no puede impedir que se reconozca una política que ha beneficiado a tantas familias dominicanas, de medianos, bajos y muy bajos ingresos. Ha sido la mejor expresión de la política de combate a la pobreza que reclamamos.

Lo primero que resalta es cómo le ha rendido el dinero al INVI, ya que con 4 mil millones de pesos ha podido concluir unas 15 mil viviendas, teniendo en ejecución otras 9 mil. Ha reconstruido 42 mil y otras 210 mil han sido reparadas. A 40 mil viviendas más se le ha cambiado el piso de tierra por cemento.

Tales volúmenes han sido posibles simplemente porque se abandonó la política de fachada, de construcción de viviendas para clases medias y hasta para ricos, ejemplos de los cuales sobran en los gobiernos anteriores, especialmente del presidente Joaquín Balaguer.

Se conocen casos de millonarios beneficiados con apartamentos de varios millones de pesos construidos en el pasado, mientras miles de damnificados de los huracanes David y Federico (1979) y de George (1997) quedaban hacinados en inmundos barracones.

A diferencia de lo que ocurría anteriormente, los nuevos proyectos de viviendas que ya suman 15 mil unidades, han sido vendidos bajo contratos, con costos que promedian los 250 mil pesos sin pasar del medio millón.

Ese volumen ha sido posible también porque el gobierno dio continuidad a proyectos dejados inconclusos por tres gobiernos anteriores, abandonando la mezquina política que desconocía la continuidad del Estado. Todavía quedan por concluir cientos de esas viviendas, expresión de irresponsabilidad en el manejo de la inversión pública.

Solo en materia de viviendas prefabricadas el INVI tiene en construcción más de 4 mil. Las 15 mil viviendas nuevas concluidas integran unos 150 proyectos diseminados por todo el país. Están destinadas a los sectores de bajos ingresos, en su mayoría a costos alrededor de los 200 mil pesos. Pero un reconocimiento especial merece la reconstrucción de 42 mil viviendas, mediante el estímulo al trabajo de los propios beneficiarios, que sin tener que mudarse han sido ayudados a sustituir muros, techos y piso de materiales inservibles por zinc, bloques y madera.

El programa de mejoramiento de viviendas, que se ha realizado en colaboración con organizaciones sociales, comunitarias y religiosas, consiste en el cambio de materiales inservibles, de paredes, techos, puertas y ventanas.

En proyectos especiales se han construido 5 mil viviendas económicas para damnificados de huracanes y ha contribuido con terrenos y financiamiento para otras 14 mil en proyectos bilaterales coordinados con el sector privado.

De cada uno de esos proyectos el INVI informa gráficamente, con las correspondientes fotografías, en un libro que acaba de poner en circulación, abarcando el período 2000-2003.

Esa importante gestión ha pasado desapercibida para muchos porque no se trata de viviendas lujosas ni agrupadas en los grandes centros urbanos. Corresponde a una de los mayores aciertos de este gobierno, que ha descentralizado la inversión pública.

El mismo gobierno ha sido poco eficiente en difundir estas obras. Ha consumido demasiado tiempo en la garata interna y con el resto de la sociedad. Su partido derrochó energías en el desgarramiento interno y en los ajetreos para imponer una reforma constitucional, en vez de concentrarla en las obras positivas.

Aún así hay que reconocer la importante obra ejecutada a través del INVI y la persona de un profesional humilde como el ingeniero Vargas Monción, quien, dicho sea de paso, tuvo el valor de renunciar a un préstamo de 115 millones de dólares que otros habían gestionado a nombre de ese organismo con el Exinbank y la empresa Suland de Miami, cuando reportajes de Fausto Rosario evidenciaron que era en extremo oneroso, pues sólo en «diseño de viviendas» se consumirán 21 millones de dólares.

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