Una mala idea

Una mala idea

Claudio Acosta

Una mala idea.- Parece que ha llegado un poco tarde la sugerencia del alcalde de Santiago, Ulises Rodríguez, a los aspirantes presidenciales del PRM, a los que pide bajar el perfil público de sus actividades proselitistas, que cree deben circunscribirse a lo interno de la organización a fin de preservar la unidad partidaria que hizo posible las victorias electorales del 2020 y el 2024. El alcalde de Santiago teme, al igual que otros dirigentes del partido de gobierno, que la contienda interna por la candidatura presidencial del 2028 quiebre la unidad del partido, cuya principal consecuencia sería la salida del poder, como ya le ocurrió al PLD. Es por eso que algunos dirigentes del PRM han propuesto que el presidente Luis Abinader asuma la presidencia de esa organización a partir del 2026, cuando celebrará elecciones interas para escoger su candidato presidencial, aparentemente convencidos de que su liderazgo mantendrá las aguas en su cauce y al partido unido.

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El problema está en que eso podría ser conveniente para el partido oficial y su propósito de preservar el poder evitando que las rebatiñas internas, siempre posibles en un partido con su historia, se conviertan en su peor enemigo, pero no lo es para el resto del país, que quiere ver al presidente Abinader concentrado en llevar con firmeza las riendas de la nación en momentos tan complicados, y no perdiendo su tiempo y sus energías como árbitro de las garatas de sus compañeros de partido. Al movimiento cívico Participación Ciudadana tampoco le hace gracia la idea, como ya lo expresó públicamente en un comunicado de prensa, pues considera que si esto ocurriera se arrastraría todo el aparataje presidencial en favor del PRM y sus candidatos, colocando al oficialismo en clara ventaja. Esa ventaja, hay que decirlo, es una gran tentación para el PRM y sus intenciones de quedarse en el poder, y de ahí la presiones para que el mandatario asuma la presidencia de la organización. Pero eso no es lo que le conviene al país, ni tampoco a la democracia dominicana.

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