Para este domingo 22 está siendo convocada una “Marcha contra la Corrupción y la Impunidad”, organizada por numerosos grupos de la sociedad dominicana para demandar al Gobierno el cese del saqueo de las arcas del Estado por obra de la corrupción generalizada, asociada a las altas jerarquías del Gobierno, de lo cual el escándalo de los sobornos y sobrevaloraciones de Odebretch es emblemático. Esto ha generado un fenómeno de contagio a todos los niveles, derivado de la impunidad.
La ciudadanía ha sido testigo de cómo un procurador general de la República, aun ante las claras evidencias de corrupción de un influyente senador del partido de Gobierno, se negó a llevar hasta las últimas consecuencias su juicio, alegando que en el país no hay justicia; lo que es cierto porque este Gobierno la ha conformado a su imagen y semejanza; pero ese funcionario lo ha alegado para no cumplir con su deber, lo que es el colmo de la farsa y el cinismo.
La marcha no es una convocatoria político-partidista, como alegan los voceros y bocinas del PLD; sino el producto de una acumulación de frustraciones de la ciudadanía en general, por el empobrecimiento colectivo, la casi ausencia de servicios de salud, educación de calidad, vivienda y transporte; en medio de la inseguridad personal que se padece; mientras una minoría progubernamental vive una verdadera danza de los millones, con los préstamos que hipotecan el futuro de la nación por el endeudamiento irresponsable e incontrolado del Estado.
La protesta de hoy está llamada a manifestar pacíficamente el repudio y la unidad de las grandes mayorías de la población, en torno al necesario castigo de todos los responsables por comisión u omisión de los delitos económicos, así como por la degradación social y ética que estos han suscitado. Así, las clases medias y los trabajadores dominicanos, incluyendo a los miembros de la oposición y muchos del mismo PLD, tienen la oportunidad en esta jornada de encontrar la fuerza, la motivación y el liderazgo para superar la presente situación, a la vez que combatir la impunidad que ha carcomido la conciencia y el sentido de la justicia en muchos núcleos de nuestra sociedad. Apoyamos pues sin reservas esta movilización, que debe llevar al Gobierno «a su propia legalidad», como diría Juan Bosch; con presiones para generar cambios más amplios hacia la democracia y el desarrollo integral del país. ¡Será una marcha por la dignidad y por el futuro de la sociedad dominicana!