Cerca de 2,500 misioneros de distintas partes del mundo visitan la República Dominicana no solo con palabras de aliento, sino para traer apoyo médico, entregando millones de dólares en medicina, para lavar los pies a los niños y darles calzados gratis, construyendo casas para la gente humilde y dando alimentos y visitando a personas pobres para expresar su solidaridad. La visión es la de promover una mejor República Dominicana.
Dominic Russo, quien ha tenido la visión de traer unos 4.5 millones de dólares en donaciones y ayudas al país, ha expresado que es posible construir una mejor nación. Que cada empresario, funcionario público, político, líderes de ONG, militares y todo dominicano tiene una responsabilidad con el 40 por ciento de los dominicanos que viven la extrema pobreza, con la escasez de agua y con un gran número de mujeres que tienen que prostituirse para sobrevivir.
El jueves 23, un grupo de empresarios, que han sido bendecidos por Dios, dieron testimonios de cómo es posible hacer riqueza, ser millonarios, y a la vez, contribuir con aquellas personas que necesitan ayuda porque son pobres.
En la Biblia Jesús menciona muchas veces la palabra dinero y riqueza. Ser cristiano no es sinónimo de pobreza. Ni tampoco el ser rico o millonario es incompatible con abrazar la fe en Jesucristo.
Bob Harrison, Mark Carpenter, Sarah Robbins, y Víctor Blanco, hombres destacados con éxito empresarial, dieron testimonios de cómo han sido bendecidos material y espiritualmente. Y como es posible que los demás puedan alcanzar el éxito, si se tiene la visión, de cómo deben y pueden hacerse mejor las cosas, cada día, siempre poniendo la fe en Dios.
De lo que se trata es de tener una Responsabilidad Social. Que el que más tiene y más gana pueda disponer parte de sus recursos para ayudar a los que menos tienen. Algunos de los que hablaron ese día, expresaron qué harían con sus millones de dólares. Tienen dos alternativas. Ponerlos como herencia a sus hijos, y la otra es contribuir a mitigar la pobreza de los demás. El evento se ha denominado Una Nación, Un Día, que incluye una concentración en 20 ciudades del país. La idea es que los dominicanos unidos puedan hacer un clamor y con una misma esperanza, establecer un compromiso por construir una mejor República Dominicana.
Y una actividad similar fue presentada, en un día, en Honduras, y el presidente de esa nación dio testimonio de cómo se redujo la delincuencia y la criminalidad después de ese evento o visitación de parte de Dios.
Los dominicanos se merecen otra oportunidad. Que unidos, como nación, pongamos la fe y la esperanza en Dios para que el Señor desate bendiciones sobre nuestra nación. Juntos, pues, podemos hacer una mejor República Dominicana.