Una mezcla de balance sombrío

Una mezcla de balance sombrío

Queda poco espacio para el optimismo cuando confluyen en el acontecer las duras situaciones de déficit presupuestal que convirtieron al Estado en un sobresaliente usuario del endeudamiento interno y externo -escalada que preocupa a todo el mundo dentro y fuera del país menos al Gobierno- y un activismo político que en periodos electorales se traduce en desbordamiento del gasto público. El país, además, llega al umbral de un proceso de elecciones habiendo visto antes una cadena de actos de gestión con proliferación de obras excepcionales y generosidades que aun teniendo aceptación popular sobrepasaban la capacidad real de una administración que ha cabalgado por casi doce años sobre el potro desbocado de las deudas.

Artificialidad de autoexaltación política que hace caso omiso de unas rentas públicas marcadas por bajos ingresos. Ensombrece aún más el futuro saber que el déficit de balanza comercial llega a niveles alarmantes en una economía de acentuado perfil consumista que demanda muchos dólares para importaciones. Aun dividido, para el partido en el poder parece crucial su permanencia, con la opción que sea, en las riendas de los destinos nacionales, lo que ya se expresa en promociones potenciadas y de alto costo. Que el país esté cogiendo prestado para pagar intereses y para sufragar gastos corrientes -no para hacerse más productivo- presagia la muy temida insostenibilidad.

Rigores con excepciones

En contraste con las vueltas de tuerca que van al cuello de muchos contribuyentes llevados a veces a morder el polvo de la derrota por la «efectividad recaudadora», salen a la luz las flexibilidades con largueza que permitieron a boyantes negocios de vida nocturna acumular deudas millonarias por incumplimientos de tributos notificados 49 veces; restaurantes y discotecas que están hoy bajo cargos de lavado de activos. La antología de condescendencias y cortedad visual ante comportamientos ilegales no para de crecer. Pero tampoco para de crecer el cuestionamiento a los métodos de persecución del narcotráfico vigentes en el país que dan señales a veces de haber sido superados por la capacidad de neutralizar investigaciones y encausamientos desde la infiltración y el tráfico de influencia a que recurre habitualmente el crimen organizado.

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