Una mezcla insoluble 2

Una mezcla insoluble 2

En su escrito de anteayer, Guzmán Fermín comienza por decirnos que está convencido de la existencia de una “estrategia geopolítica” contra la soberanía del Estado dominicano. Afirma que a los ejecutores de esa estrategia “los vislumbra inclinados sobre un mapa catastral de la isla deslindando a su antojo sobre terrenos ajenos como si ellos fueran los legítimos dueños”. Y añade: “lo más grave de este infame espectáculo es que este proyecto antinacional del deslinde ha sido asumido con la complicidad de grupos poderosos de nuestros “coherederos”. Generando con esta acción una peligrosa división entre dominicanos y pseudominicanos, que tiende a debilitar nuestra sociedad y las instituciones que son el andamiaje que sustenta toda la nación”.

Después de estas duras palabras, Guzmán Fermín menciona las organizaciones internacionales que se han opuesto a las iniciativas gubernamentales para cumplir con la sentencia 168-13 de nuestro Tribunal Constitucional. Considera dicha sentencia un acto de “legítima defensa”.

Luego pasa a examinar la “configuración racial” dominicana: “compuesta por 62% de mestizos, 16% de blancos y 11% de negros”. Dice que las religiones que practican los dominicanos se descomponen en las siguientes cifras: “68% católica, 18% evangélica y 14% entre otras religiones y ateos”. En Haití, el 95% de la población es negra; la religión predominante es el “vudú”. Según Guzmán Fermín, los creyentes de ese culto son el 77% de los habitantes.

Explica que en Haití todo el mundo habla creole; y sólo el 10% de la población domina el francés; en Santo Domingo se habla una sola lengua, compartida por los hablantes de todas las clases sociales.

Todo esto va a parar al hecho de que haitianos y dominicanos están separados por la cultura, la lengua, la religión, las costumbres y hábitos alimenticios. Por tanto, es muy difícil lograr sin violencia la “fusión” de dos sociedades tan diferenciadas.

El artículo termina señalando que la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas se desmembró por ser una “fusión” artificial de naciones disímiles. Lo mismo ocurrió con las nacionalidades agrupadas en el gobierno de Yugoslavia bajo el control del mariscal Tito. Incluso Checoeslovaquia tuvo que partirse otra vez en Chequia y Eslovaquia. Se trata de “asuntos pertinentes” que deben ser motivo de reflexión colectiva.

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