Una mezcla insoluble

Una mezcla insoluble

En la Constitución dominicana se hacen constar los límites territoriales de nuestra república por todos los puntos cardinales; se especifica que, por el Oeste, los límites de la RD “son los fijados por el Tratado Fronterizo Dominico-haitiano de 1929 y en su Protocolo de Revisión de 1936”. En cambio, en la Constitución haitiana no se menciona este Tratado, como si jamás hubiese sido firmado, revisado y ratificado. La “cuestión de límites” es para los haitianos un asunto vidrioso. Al Este del territorio haitiano “queda la RD”; así, en general, sin ninguna clase de precisiones. Es de rigor que, en un tratado “de límites”, ambos firmantes reconozcan y proclamen formalmente las mismas cosas.

Sería una situación anómala que un plano catastral urbano dijese: “por el Norte, el vecino de atrás”. Todos los días vemos avisos en propiedades inmobiliarias donde se anuncian procesos de “deslinde”. Debería estar en primer plano este problema fronterizo, ahora que las relaciones dominico-haitianas han entrado en una fase crítica. Todos saben que muchos hitos, postes o mojones que marcan la zona fronteriza, han desaparecido misteriosamente o han sido cubiertos por inundaciones. Las repatriaciones de indocumentados haitianos están referidas, directamente, al tema de dónde empieza y dónde acaba el territorio de cada país; y a las reglas que establecen las constituciones de ambas naciones.

Ayer tuve el placer de leer un escrito de Rafael Guillermo Guzmán Fermín, antiguo jefe de la Policía Nacional, publicado en el Listín Diario con el título: “La fusión de naciones: una mezcla insoluble”. Este militar, hijo de militar, nos dice: “Todo parece indicar que, desde hace décadas, existen planes en ejecución elaborados muy meticulosamente por estrategas de la geo-política mundial que atentan contra la soberanía del Estado dominicano”. Guzmán Fermín nos explica las razones químicas que impiden “la mezcla del agua y del aceite”.

El escrito subraya las diferencias culturales entre haitianos y dominicanos, las tradiciones y costumbres que nos separan. Son dos países con lenguas, historias, hábitos alimenticios, religiones, radicalmente distintos. Recuerda el autor las repúblicas soviéticas, la confederación de Yugoslavia, la unificación de Checoslovaquia; tan pronto desaparecieron los gobiernos totalitarios que impusieron las fusiones, “las fuerzas internas de razas, tradiciones, costumbres…un terremoto… reacomoda sus capas tectónicas”.

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