Se prolonga el drama de Venezuela. La culpa es de los políticos, carecen de capacidad para elegir el menor costo político. Sin sentido de la historia y de manera irresponsable, permiten que Estados Unidos y Rusia decidan la suerte de millones de venezolanos. No entienden que las potencias juegan su juego, el todo o nada, explica el error estratégico de Mike Pompeo y John Bolton, colocaron la Administración Trump en posición débil cuando admitieron que Rusia y Cuba habían detenido la huida de Maduro. Trump los desmintió, pero el daño estaba causado.
Las siguientes explicaciones históricas demuestran que a nada conduce aplicar en Venezuela el modelo que fracasó en Cuba en 1960. Primero, desde la Segunda Guerra Mundial las potencias no se pelean entre sí, se limitan a sacar molleros para aguajear. En el Caribe la guerra entre España y Estados Unidos fue la última, para siempre cambió el destino político de dos colonias españolas, Cuba y Puerto Rico, sucedió a finales del siglo XIX.
Segundo, el fuerte apoyo de Rusia y la Unión Soviética evitó el colapso de la revolución cubana. Neutralizó los efectos del embargo comercial Eisenhower-Kennedy, que ahora Trump quiere continuar y profundizar aplicando la vieja Ley Helms-Burton, que abre puertas para demandas en tribunales de Estados Unidos buscando compensar por activos expropiados.
Tercero, Cuba era el ofertante de azúcar más importante de Estados Unidos en el Caribe, y no obstante, en julio de 1960 la Administración Eisenhower usó la cuota azucarera tratando de frenar el empuje revolucionario. Estrategia que fracasó por el convenio que Cuba firmó con Rusia y la Unión Soviética a principios de 1964, le permitió vender grandes volúmenes de azúcar a un precio estable de 6.11 centavos por libra. Aunque el de los Estados Unidos era superior, el nuevo precio era rentable y duradero para la industria azucarera cubana.
Cuarto, fue cuando Cuba se adaptó a la formula de países socialistas europeos, en especial de la Unión Soviética, sustituyó el modelo de libre mercado por el soviético de planificación y gestión económica, con cambios organizativos en la economía azucarera. La zafra cubana, con clientes y demanda planificadas, se estabilizó en torno a 6 millones de toneladas al año, la suma de dos cuotas, la suspendida por Washington y la que tenía asignada en el mercado libre.
Todo cambió cuando se desintegró la Unión Soviética a inicios de la década de 1990, en pesos el intercambio comercial se redujo de $13,500 millones en 1989 a poco más de tres mil millones en 1994, y el PIB se contrajo en 35%.
Quinto, Estados Unidos no se mueven en solitario con el tema Venezuela, como sucedió con el cubano, también involucra a la OEA y países caribeños para romper el agradecimiento de Petrocaribe. Como en general, y comparado con Cuba en 1960, el comercio mundial sigue reglas, para Estados Unidos menores son las posibilidades que tenga éxito el embargo comercial a Venezuela, porque Rusia se encargaría de buscar mercado estable para el petróleo.
Por último, recordar que en los países del Caribe fracasan las invasiones militares, basta citar los ejemplos de Cuba y Santo Domingo dos veces. Creo que en Venezuela la solución pasa por la diplomacia inteligente.