“Una mujer desnuda…”

“Una mujer desnuda…”

Al intercambiar con poetas y críticos literarios acerca de las creaciones de Mario Benedetti, algunos me han dado su displacencia con el autor uruguayo. Enfatizar en su lengua corriente y común, su carencia de profundidad y alguna que otras vaguedades.

Pienso que, en realidad, no siempre algunos habrán de caerles bien a todos. Hay realizaciones para todos los gustos y para todas las medidas. Hay temas para éste y para aquél. Hay quienes disienten del lenguaje simple o conversacional y existen verbalizaciones para la ambigüedad, que es propio del lenguaje figurado. Alcanzamos expresiones profundas hasta con palabras de todo el mundo.

Francisco Luis Bernárdez, en su “Soneto del dulce nombre”, nos traza.

“Si el mar que por el mundo se derrama, / tuviera tanto amor como agua fría, / se llamaría por amor María, / y no tan sólo mar como se llama”.

Pablo Neruda, chileno, premio Nobel, levanta el vuelo del lenguaje literario para cantarnos:

“El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa”. (Una canción desesperada).

Un tema profundo e insondable: “… siempre”… siempre buscando a Dios entre la niebla” (Antonio Machado).

Benedetti: “Ustedes, cuando aman, / exigen lo mejor, / una cama de cedro / y un colchón superior.

“Nosotros, cuando amamos, es fácil de arreglar, / con sábanas, ¡qué bueno! / Sin sábanas, ¡mejor!”

¡Qué sencillez y cuánta naturalidad para una formalización simple en la inarmonía de la diferencia social.

Mario Benedetti, ganador del más alto galardón en las letras españolas, el premio Cervantes, escribió el poema “Una mujer desnuda y en lo oscuro”, que musicalizó y difundió el cantautor catalán Joan Manuel Serrat:

“Una mujer desnuda / y en lo oscuro / tiene una claridad / que nos alumbra, / de modo que si ocurre / un desconsuelo, / un apagón / o una noche sin luna / es conveniente / y hasta imprescindible / tener a mano / una mujer desnuda.

“Una mujer desnuda / y en lo oscuro / genera un resplandor / que da confianza. / Entonces dominguea / el almanaque, / vibran en su rincón / las telarañas. / Y los ojos te dicen si se [xxxx]. / Miran y de mirar nunca se cansan”

“Una mujer desnuda / y en lo oscuro / es una vocación / para las manos, / para los labios / es un desatino / y para el corazón / un despilfarro. /Una mujer desnuda / es un enigma / y siempre es una fiesta / descifrarlo.

“Una mujer desnuda y en lo escuro / genera una luz propia y nos enciende. / El cielo raso / se convierte en cielo / y es una gloria no ser inocente. / Una mujer querida o vislumbrada / desbarata / por una vez la muerte.

“Una mujer desnuda / y en lo oscuro / tiene una claridad / que nos alumbra. / De modo que si ocurre / un desconsuelo, / un apagón o una noche sin luna / es conveniente, / y hasta imprescindible / tener a mano / una mujer desnuda”.

Y por ahí saltó un chusco: Por fin comprendo el valor de las EDES. ¡Arriba con los apagones! ¡Y que concurran con las noches sin luna!…

 

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