¿Una mujer presidenta en RD?

¿Una mujer presidenta en RD?

LEANDRO GUZMAN
Los avances logrados por la mujer dominicana en lo relativo a la conquista de sus derechos son evidentes, aunque falta mucho todavía para que se imponga la igualdad con respecto a los del sexo opuesto. Hoy día, los mayores puestos empresariales y políticos son ocupados por hombres, mientras el mayor porcentaje de mujeres queda relegado a los hogares.

Esta situación contrasta enormemente con otros países donde la mujer ha escalado puestos de grandes responsabilidades, entre ellas las de ejercer como presidente de la República.

Ese es el caso de Chile, donde recientemente fue electa Michelle Bachet, médico de profesión que después de un largo batallar que le costó prisión y exilio, llegó a escalar el cargo de Ministro de Defensa y ahora es presidente.

En Alemania, está el caso de Ángela Merckel, de la Unión Socialcristiano Demócrata, tras derrotar a Gerhar Schroeder, el Partido Socialdemócrata, de una larga tradición.

Con anterioridad, en Nicaragua ejerció la presidencia Violeta Chamorro, mientras en Panamá alcanzó el mismo cargo Mireya Moscoso, en ambos casos con gestiones que nada tuvieron de sobresalientes. Chamorro encontró una situación económica grave, heredada de los sandinistas, que le obligó a aceptar medidas antipopulares impuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros organismos internacionales.

Mireya Moscoso, por su parte, encabezó un gobierno permeado por la corrupción, pero además con una docilidad tal a dictados extranjeros que ordenó la libertad del terrorista cubano Luis Posada Carriles, reclamado por Cuba y Venezuela para que respondiera por los cargos de hacer estallar un avión repleto de cubanos con 73 personas a bordo, la mayoría deportistas, esto independientemente de otros hechos terroristas contra Cuba en los que se vio involucrado.

En cuanto a la República Dominicana, no hay la menor duda de que la mujer ha sido subestimada y discriminada a lo largo de su historia, aunque pese a eso hay muchas que han sobresalido por sus condiciones políticas y dirigenciales.

En la época de la dictadura trujillistas, fueron muchas las mujeres que desafiaron al tirano, lo que a algunas les costó cárcel, humillaciones, exilio y muerte, sin que por eso se doblegaran.

Si hoy algunas de esas mujeres tuviera presencia física en la política, estamos seguros de que sus voces serían de las más altas, en rechazo a una democracia fallida y a un sistema económico injusto, antidemocrático y lesivo a los intereses de los menos pendientes de la República Dominicana.

Se opondrían rotundamente a la corrupción y a la repartición de los cargos públicos por razones de conveniencia política, expresada en alianzas circunstanciales que nada tienen que ver con la puesta en marcha de programas de desarrollo que se aparten de los principios neoliberales que nos han llevado a mantener una economía ficticia en cuanto a sus beneficios sociales.

Está claro que hoy día se perfila el germen de la semilla sembrada por esas mujeres. Cada día hay más mujeres preparadas para asumir puestos relevantes, aunque los diferentes Gobiernos no les hayan concedido la importancia que merecen a la hora de designar funcionarios en los cargos públicos.

Se ha demostrado que la mujer es más disciplinada, más eficiente y más honrada en el manejo de los fondos públicos, tradicionalmente mal usados por los hombres cuando llegan a un cargo gubernamental.

En estos momentos, en el país hay muchas mujeres “con estrellas en la frente”, que bien podrían desempeñar el honroso cargo de Presidente de la República.

Eso dependerá de que se animen a participar militantemente en la política activa, como forma de escalar posiciones que luego le cedan el paso para terminar en el desempeño del más alto cargo de la Nación.

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